Barcelona y el Slavia sin goles

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- El Barça dejó el primer empate de la temporada en el Camp Nou, no pasando del 0-0 ante un Slavia atrevido y que le puso el corazón en un puño. Un partido horrible de principio a fin que demostró que el marcador estaba ocultando muchas de las miserias de un equipo al que ni la genialidad de Messi puede ya salvar.
El Barça tiene un problema. Un problema considerable porque más allá de la ausencia de fútbol, adolece de alma. Sin fútbol, la falta de tensión es absolutamente mortal en este equipo que en cuanto choca con un rival animoso, vertical, atrevido y fuerte se derrite colectivamente y se convierte en una simple caricatura.
Cuando solo acaba por importar el resultado, sin atender a cómo se llega hasta él, la mediocridad acaba por pesar en el ambiente del propio equipo y provoca que tenga que aparecer la figura individual, llámese Messi, para ocultar cualquier miseria.
Así, plano, sin ritmo e incapaz de superar la presión alta del Slavia, el equipo de Valverde completó una primera mitad horrorosa, superado por un rival atrevido y hasta se diría que suicida en su plan... Que le salió a la perfección ante la nula capacidad azulgrana.
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