¿Qué santo se celebra hoy 31 de octubre de 2024?

San Alonso Rodríguez: Ejemplo de humildad y servicio

San Alonso Rodríguez fue un hermano jesuita español, nacido el 25 de julio de 1531 en Segovia, España, y fallecido el 31 de octubre de 1617 en Palma de Mallorca. Es venerado como santo en la Iglesia católica y su festividad se celebra el 31 de octubre. Su vida es un ejemplo de humildad, servicio y dedicación a Dios.

Vida

Alonso Rodríguez provenía de una familia noble, pero a lo largo de su vida experimentó muchas dificultades. A los 14 años, quedó huérfano de padre y madre, lo que lo llevó a buscar su camino en la vida. Aunque se inclinó a ser comerciante, la muerte de su esposa y otros infortunios lo llevaron a una profunda búsqueda espiritual.

Decidió unirse a la Compañía de Jesús, convirtiéndose en hermano laico en 1571. Tras su ingreso, fue enviado a Palma de Mallorca, donde trabajó como portero del Colegio de San Bernardo, una función que mantuvo durante más de 40 años. A pesar de no ser sacerdote, su labor fue fundamental para la comunidad jesuita, y su vida estuvo marcada por la oración y el servicio.

Obra

San Alonso Rodríguez es conocido principalmente por su dedicación en la puerta del colegio. A pesar de realizar una tarea aparentemente sencilla, lo hizo con una profunda espiritualidad. Era conocido por su atención y cuidado hacia todos los que llegaban, recibiéndolos con amabilidad y disposición. Su vida de oración y meditación fue notable, y se le atribuía un fuerte sentido de la presencia de Dios en su vida cotidiana.

Se dice que tenía una relación especial con los niños y que ofrecía su ayuda a quienes se acercaban a él, ya eran estudiantes o visitantes. Además, Alonso cultivó un fuerte sentido de comunidad, ayudando a integrar a quienes llegaban al colegio en la vida de la Compañía de Jesús.

Patronazgo

San Alonso Rodríguez es considerado el patrón de los porteros y de los hermanos laicos en la Compañía de Jesús. Su vida y obra son un testimonio de que la santidad puede encontrarse en la dedicación a los más simples actos de servicio y en la entrega a Dios en lo cotidiano. Es un ejemplo de cómo cada persona, independientemente de su rol en la sociedad o la Iglesia, puede vivir una vida plena y significativa a través de la fe y el amor al prójimo.

Su legado continúa inspirando a muchas personas, enfatizando la importancia de la humildad, la oración y el servicio desinteresado.

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