Adidas se disculpa por plagiar huaraches de Oaxaca

La marca deportiva Adidas ofreció una disculpa pública en Yalalág, Oaxaca, por usar un diseño tradicional sin autorización.
En un acto sin precedentes, la multinacional alemana Adidas ofreció una disculpa pública y formal a los artesanos y comunidad de Villa Hidalgo Yalalág, en la Sierra Norte de Oaxaca, por el uso no autorizado de diseños tradicionales de huaraches en su modelo de calzado "Oaxaca Slip-On". El reconocimiento se dio en una asamblea comunitaria, luego de que la venta internacional del producto desatara acusaciones de apropiación cultural y vulneración de la propiedad intelectual colectiva.
La representante legal de Adidas México, Karen González, asistió a la asamblea y, frente a autoridades municipales, estatales, federales y miembros de la comunidad, reconoció la falta de la empresa. "A la comunidad yalalteca, a nombre de Adidas, brindamos nuestro total reconocimiento a la riqueza cultural de los pueblos indígenas de México. Reconocemos que el modelo Oaxaca Slip-On fue concebido a partir de un diseño originario del estado, propio de la tradición de Villa Hidalgo Yalalág", expresó.
El origen de la controversia y la respuesta comunitaria
La polémica estalló cuando el modelo "Oaxaca Slip-On" de Adidas fue puesto a la venta en el mercado internacional. Consumidores y defensores de los derechos culturales identificaron de inmediato la similitud entre el patrón de la suela del calzado deportivo y los intrincados diseños de los huaraves tradicionales tejidos a mano por los artesanos de Yalalág. La comunidad señaló que la empresa no consultó, ni creditó, ni compensó de ninguna forma a los creadores originales.
Para los pueblos indígenas, estos diseños no son meros motivos decorativos; encarnan una herencia cultural milenaria, transmitida de generación en generación. Son símbolos de identidad, historia y un profundo arraigo comunitario. La queja central no fue la inspiración en sí, sino la falta de transparencia, consentimiento y beneficio compartido.
"Nos hubieran pedido permiso para hacer lo que hicieron y no tendríamos problema, pero ver que nuestro diseño se use en otro lado sin que nos tomen en cuenta, eso ya no nos parece justo", declaró Jacob, un artesano originario de Yalalág, durante la asamblea. Su testimonio refleja el sentir general de una comunidad que exige respeto y reconocimiento por su propiedad intelectual.
El acto de disculpa y los compromisos adquiridos
El acto de reparación se llevó a cabo en el corazón de la comunidad, siguiendo sus usos y costumbres. Karen González, en representación de Adidas, no solo ofreció una disculpa, sino que admitió el daño causado. "Reconocemos que esta situación pudo haber causado una ofensa a la comunidad y ofrecemos una disculpa pública", afirmó.
Además, la empresa se comprometió a establecer un nuevo marco de relación. "Nos comprometemos a no actuar sin su guía y colaboración en un futuro. Queremos trabajar de manera conjunta con Yalalág, con base en el respeto y el reconocimiento de su herencia cultural", agregó González. Este punto es crucial, ya que sienta un precedente para la colaboración ética entre grandes corporaciones y comunidades originarias.
La asamblea contó con la presencia de funcionarios del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y representantes del gobierno de Oaxaca, quienes respaldaron la postura de la comunidad y celebraron la resolución pacífica del conflicto mediante el diálogo. Su participación subraya la importancia de que las instituciones actúen como garantes de los derechos culturales colectivos.
Un precedente en la lucha contra la apropiación cultural
Este caso se enmarca en un debate global sobre la apropiación cultural versus apreciación cultural. Mientras la apreciación implica aprender, honrar y creditar de manera ética, la apropiación often consiste en tomar elementos de una cultura marginada sin permiso, perpetuando relaciones de poder desiguales y despojando de contexto a los símbolos sagrados o tradicionales.
El incidente con Adidas y Yalalág es emblemático porque logró un desenlace corrective. No se quedó en una mera protesta en redes sociales; escaló hasta lograr una respuesta concreta y una rectificación por parte de una de las marcas más poderosas del mundo. Esto marca un punto de inflexión para otras comunidades que luchan por proteger sus creaciones.
Organizaciones como Impacto y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) han documentado cómo la apropiación cultural afecta económicamente a los artesanos, al time que erosiona su identidad. Este caso demuestra que la presión social y la defensa organizada pueden obligar a las corporaciones a rendir cuentas.
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