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Adiós a la joroba: La ciencia revela cómo mantener tu espalda erguida al envejecer

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
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Con el paso del tiempo, nuestro cuerpo experimenta diversos cambios, y uno de los más temidos por su impacto estético y funcional es la curvatura progresiva de la espalda, conocida popularmente como “joroba” o, médicamente, cifosis.

Esta condición puede variar desde una ligera inclinación hasta una deformidad notable, generando preocupación en quienes desean mantener una postura erguida y sin molestias. Sin embargo, ¿es realmente inevitable o existen formas de prevenirla? La ciencia ofrece respuestas más alentadoras de lo que muchos creen.

Comprendiendo la cifosis

La cifosis es una curvatura natural de la columna en la región torácica (parte superior de la espalda). Cuando se acentúa demasiado, hablamos de hipercifosis, una condición que puede causar dolor, limitar la movilidad y afectar la calidad de vida. Aunque el envejecimiento aumenta el riesgo, no significa que sea una condena; conocer sus causas y actuar de manera preventiva marca la diferencia.

Entre los factores que favorecen la hipercifosis en la edad avanzada destacan la osteoporosis, que debilita los huesos y puede generar fracturas vertebrales que deforman la columna, y la debilidad muscular, especialmente en los extensores de la espalda y el core, responsables de mantener la postura. A esto se suman años de malos hábitos posturales, desgaste de los discos intervertebrales y, en menor medida, la genética.

Cómo prevenir la curvatura de la espalda

Aunque no podemos detener el envejecimiento, sí es posible influir en cómo afecta nuestra columna. La prevención y el manejo temprano se apoyan en hábitos fundamentales de vida saludable:

1. Ejercicio físico específico: No basta con mantenerse activo; es crucial fortalecer el core, los extensores de la espalda y los músculos del pecho para equilibrar la fuerza. Actividades como yoga, pilates, natación y ejercicios con pesas ligeras o bandas elásticas mejoran postura, flexibilidad y densidad ósea. Además, ejercicios de equilibrio y coordinación ayudan a prevenir caídas y fracturas vertebrales.

2. Nutrición adecuada: Una dieta rica en calcio y vitamina D es esencial para mantener huesos fuertes y prevenir osteoporosis. Lácteos, verduras de hoja verde, pescado azul y una exposición solar controlada son aliados clave. La hidratación y una dieta equilibrada también favorecen la salud de los tejidos conectivos, incluyendo los discos intervertebrales.

3. Conciencia postural y ergonomía diaria: Pequeños hábitos, como sentarse, levantarse, caminar y cargar objetos correctamente, tienen un efecto acumulativo significativo. Ajustar la silla de trabajo, usar almohadas de apoyo y evitar encorvarse frente a pantallas son prácticas que deben adoptarse desde edades tempranas.

4. Revisiones médicas periódicas: Un diagnóstico temprano de osteoporosis u otras condiciones de la columna permite iniciar tratamientos a tiempo y frenar su progresión. Consultar a un fisioterapeuta o especialista en columna puede ofrecer planes de ejercicios personalizados y recomendaciones ergonómicas adaptadas a cada persona.

Cuidar la salud de la espalda no solo previene la curvatura, sino que también protege la independencia y mejora la calidad de vida en el futuro.

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