Agricultura vinculada al clúster de melanomas en Pensilvania

Un grupo inusual de casos de melanoma detectado en una región agrícola de Pensilvania ha puesto en evidencia posibles conexiones entre la actividad agrícola y el cáncer de piel.
Según un estudio publicado el 14 de noviembre en JCO Clinical Cancer Informatics, las personas de 50 años o más que residían en 15 condados del centro-sur del estado tenían un 57% más de probabilidades de desarrollar melanoma que quienes vivían en otras zonas de Pensilvania.
Este aumento del riesgo no se limitaba únicamente a los trabajadores del campo expuestos al sol.
Las probabilidades también eran mayores para quienes vivían en áreas rurales o metropolitanas cercanas a tierras de cultivo activas, y el riesgo permaneció incluso después de ajustar los datos según la exposición a radiación ultravioleta.
“El melanoma suele relacionarse con las playas y la exposición solar recreativa, pero nuestros resultados sugieren que los entornos agrícolas también pueden desempeñar un papel”, explicó la Dra. Charlene Lam, profesora asociada de dermatología en Penn State Health.
Lam agregó que el riesgo no afecta solo a agricultores: comunidades enteras que viven en las cercanías de campos de cultivo —incluyendo personas que nunca han trabajado en uno— podrían estar expuestas.
Para este estudio, los investigadores revisaron cinco años de registros oncológicos correspondientes al periodo 2017–2021.
Descubrieron que los condados con acumulación de casos de melanoma tenían un porcentaje mayor de tierras agrícolas: un promedio del 20%, frente al 7% de los condados sin este tipo de agrupamiento.
Según los resultados, por cada aumento del 10% en superficie dedicada al cultivo, los casos de melanoma crecían un 14%.
El estudio también halló una asociación entre el melanoma y el uso de herbicidas: en los condados afectados, alrededor del 17% del terreno se trataba con estos productos, frente a menos del 7% en los demás.
Cada incremento del 9% en el uso de herbicidas se asociaba a un aumento del 14% en los diagnósticos de melanoma.
“Los pesticidas y herbicidas están diseñados para modificar sistemas biológicos”, explicó Eugene Lengerich, profesor de salud pública en Penn State. “Algunos de esos mismos efectos —como aumentar la sensibilidad a la luz o generar estrés oxidativo— podrían contribuir teóricamente al desarrollo del melanoma”.
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que estos productos pueden incrementar la fotosensibilidad, alterar la inmunidad y dañar el ADN en animales y plantas, lo que potencialmente elevaría el riesgo de melanoma en humanos.
Además, los pesticidas no afectan solo a quienes los aplican directamente. Pueden dispersarse por el aire, adherirse al polvo de los hogares e infiltrarse en fuentes de agua.
“Los resultados indican que el peligro podría extenderse más allá del ámbito laboral y alcanzar a comunidades completas”, señaló Lam. “Vivir cerca de tierras agrícolas puede ser suficiente para una exposición ambiental significativa”.
Patrones similares también se han observado en zonas agrícolas de Utah, Polonia e Italia.
Aun así, los investigadores subrayaron que el estudio no demuestra causalidad, sino únicamente una correlación.
“Esto debe interpretarse como una señal, no como una sentencia definitiva”, comentó Benjamin Marks, coautor del estudio y estudiante de medicina en Penn State.
Los datos muestran que áreas con más cultivos y uso de herbicidas tienden a registrar más casos de melanoma, pero otros elementos —como la genética, los hábitos o el acceso a la atención médica— también podrían influir, explicó.
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