Lo primero que hicieron Irene Paredes y Patri Guijarro al terminar el partido fue abrazar a Aitana Bonmatí. Ella, Aitana, es dos veces ganadora del Balón de Oro, considerada la mejor jugadora del pasado Mundial y ahora la futbolista que llevó a España a su primera final en una Eurocopa, algo nunca antes logrado.
Su gol, cuando ya se asomaban los penales, garantiza que el domingo habrá revancha contra Inglaterra, en una repetición de la final mundialista. Por ahora, España disfruta haciendo historia en cada paso del torneo.
El equipo jugaba para vencer a Alemania por primera vez y para debutar en una final de Eurocopa, sumando un reto extra tras los 90 minutos: nunca habían ganado en tiempo extra en esta competición. Tres obstáculos que finalmente superaron, aunque no sin dificultad. Porque enfrentaban, sobre todo, a Alemania, un equipo que cedió la posesión a España, pero no los espacios.
Los números de la posesión eran abrumadoramente a favor de España, pero Alemania construyó un muro infranqueable. La presión alemana encerraba a las españolas, que con frecuencia debían refugiarse en una banda sin encontrar salidas.
A ratos, la inspiración de Patri Guijarro permitía conectar con Esther, quien tuvo un remate con la izquierda que chocó contra Berger, compañera de equipo, cuando la ilusión de la final ya estaba presente. Alemania no permitió que brillaran ni su máxima goleadora ni sus mejores figuras, Aitana y Alexia, que no lograban abrir huecos en la defensa germana.
Aunque Alemania no olvidaba atacar y de vez en cuando recordaba el peligro que representaban. Bühl, su extremo izquierdo, tuvo la primera oportunidad del partido, aunque su disparo se fue cruzado. También tuvo una ocasión que hizo dudar a Alemania sobre su pase a la final antes de tiempo: cerca del tiempo extra, su tiro libre estuvo tan cerca que varias jugadoras españolas en el banquillo pensaron que ya estaba perdido.
El ataque alemán era peligroso, pero Montse Tomé supo mover fichas desde el banquillo. Cambió a todas sus delanteras para buscar velocidad con Athenea y Salma Paralluelo. Así comenzaron a aparecer espacios, aunque no tan claros como se necesitaba. A Salma le faltó poco para conectar un pase de Athenea desde la banda; a Aitana le sucedió algo similar para empujar un centro de Olga Carmona.
Cata Coll tampoco se quedó quieta, realizando una doble intervención crucial: primero desvió un disparo que rebotó en Olga Carmona y luego evitó con los pies que Wamser marcara tras un despeje suyo.
Pero las grandes jugadoras emergen en los momentos decisivos para hacer lo inesperado. Berger, la mejor portera del torneo y principal razón de que Alemania llegara a semifinales, esperaba un centro de Aitana desde la banda. Athenea le había dado un pase hacia la línea de fondo, y Berger suponía que buscaría a una rematadora. Sin embargo, Aitana buscaba la final para España y apareció en el primer palo, justamente el que Berger había dejado desprotegido al intentar anticipar el pase que Aitana no quiso dar.
Quizás Aitana fue la jugadora con más ganas de demostrar su nivel en esta Eurocopa, a la que llegó tarde por una meningitis vírica de la que se recuperó más rápido de lo esperado. «Tiene un físico privilegiado», decía Montse Tomé al inicio de la concentración, pero también lo son su cabeza y sus pies, que han llevado a España a una nueva final.
«Cabeza», dijo después del partido con una sonrisa. Tras ese gol a Alemania solo quedaban cinco minutos para que ellas apretaran y buscaran la portería de Cata Coll con la intensidad que no habían mostrado antes.
Alemania se conformaba con el empate y la tanda de penales, en la que ya habían superado a Francia. Pero fue Salma quien pudo anotar el segundo para España; esta vez Berger respondió. No importó, porque el gol de Aitana ya había hecho que España diera otro paso más hacia la historia.