Albergues para migrantes reportan baja afluencia
Las cifras generadas en la ciudad son de tan solo dos dígitos de personas que van de transito

El fenómeno migratorio en la frontera norte de Coahuila ha mostrado un descenso notable en las últimas semanas se reporta una cifra menor a los 100 migrantes refugiados en los principales albergues de Piedras Negras, una situación que contrasta con los números registrados durante los meses anteriores, donde el flujo migratorio se mantuvo elevado y constante.
Según los registros oficiales y de organizaciones humanitarias, actualmente hay 94 personas migrantes alojadas entre los dos albergues más concurridos de la ciudad. Esta reducción es atribuida, principalmente, a la implementación de medidas más estrictas para frenar los cruces irregulares a través del Río Bravo hacia Eagle Pass, Texas, las cuales han desincentivado el arribo masivo de personas en tránsito.
Una de las voces más activas en la atención a esta población es la madre Isabel Turcios, responsable de la Casa del Migrante Frontera Digna, quien confirmó que el albergue tiene bajo su cuidado a 67 personas migrantes. Se trata, en su mayoría, de individuos que llevan ya varias semanas en la ciudad y que aún se encuentran en espera de una resolución a su situación migratoria, ya sea para continuar con trámites legales o para decidir su siguiente destino.
Aunque ocasionalmente reciben a nuevos migrantes que llegan de forma aislada o en pequeños grupos, la presencia de población en tránsito ha disminuido significativamente en comparación con el cierre de 2024 y el primer trimestre del presente año, cuando los albergues llegaron a operar por encima de su capacidad.
Este cambio ha sido percibido también por organismos que monitorean la movilidad humana en la frontera, quienes señalan que la presión migratoria se ha desplazado hacia otros puntos, como Ciudad Juárez, Reynosa y Tapachula, donde continúan acumulándose flujos importantes de personas provenientes principalmente de Centroamérica, el Caribe, y algunos países sudamericanos y africanos.
En el caso de Piedras Negras, el control reforzado por parte de autoridades mexicanas en coordinación con agencias estadounidenses, ha influido en la reducción de los intentos de cruce. Operativos constantes en rutas del ferrocarril, retenes carreteros y vigilancia del río han generado un entorno menos favorable para quienes buscan llegar a territorio estadounidense por vías irregulares.
Otro factor determinante ha sido el endurecimiento de la política migratoria de Estados Unidos y la difusión de información sobre las consecuencias de ingresar sin documentos, lo cual ha provocado una mayor cautela entre quienes planean emprender el viaje. Las redes sociales, plataformas de mensajería y testimonios compartidos entre migrantes han servido como canales para advertir sobre los riesgos, lo que ha tenido un efecto disuasivo.
En este nuevo contexto, la operatividad de los albergues ha cambiado. Lejos de la saturación vivida anteriormente, hoy se enfocan en brindar atención más personalizada, apoyo psicológico, asistencia legal, alimentación y, en algunos casos, acceso a servicios médicos. La disminución en la demanda permite ofrecer un acompañamiento más humano y digno para quienes aún enfrentan el limbo migratorio.
Sin embargo, esta aparente calma no es sinónimo de resolución. La movilidad forzada sigue siendo una realidad latente que, aunque momentáneamente ha bajado su intensidad en Piedras Negras, podría repuntar en cualquier momento si las condiciones cambian en los países de origen o si se relajan las restricciones actuales.
Por ello, las organizaciones de asistencia humanitaria insisten en la necesidad de mantener la preparación logística y operativa de los albergues, así como continuar trabajando en estrategias integrales que atiendan las causas estructurales de la migración, más allá del enfoque de contención.
Mientras tanto, la ciudad experimenta una tregua en la presión migratoria, ofreciendo un respiro temporal tanto a las autoridades como a las organizaciones que han estado al frente de la atención a miles de personas en tránsito. Esta baja, aunque significativa, es vista con prudencia, ya que la experiencia ha demostrado que los flujos migratorios pueden modificarse en cuestión de semanas dependiendo de factores geopolíticos, climáticos o humanitarios.
Piedras Negras, por su ubicación estratégica en la frontera, sigue siendo un punto clave en el mapa migratorio del país. Aunque hoy los albergues reportan menos de cien personas refugiadas, la ciudad permanece alerta, consciente de que el fenómeno migratorio continúa evolucionando y que, más allá de los números, detrás de cada migrante hay una historia de lucha, esperanza y búsqueda de dignidad.
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