Ana Garza: la primera mujer coach en el futbol americano profesional de México

Ana Garza y los muros que tuvo que sortear para triunfar en el fútbol americano de Estados Unidos
Para hacer realidad el sueño de jugar futbol americano profesional en Estados Unidos, Ana Garza (Cadereyta/1988) derrumbó y construyó muros. Literal y simbólicamente.
“Aunque la liga era profesional, la paga no era mucha, por lo que necesitaba entradas extras de dinero. Entonces trabajé como albañil. Me tocaba ir a derrumbar muros, acarrear escombro o ayudar en la construcción de casas”, narra Garza, en entrevista.
El sacrificio valió la pena.
Ana Garza, quien junto a los Osos de Monterrey enfrentan este fin de semana a los Mexicas CDMX, en el duelo de invictos de la fecha 6 de la LFA, tuvo un brillante paso por la Legends Fooball League (LFL), en la que fue nombrada la Jugadora Más Valiosa de la temporada 2018.
La ruta de Ana para alcanzar el Sueño Americano enlazado al futbol americano se asemeja a lo realizado por Diego Ortiz, coach mexicano en los Indianapolis Colts; a Gabriela Martínez, la referí tricolor que incursiona en la NCAA, y lo de Antonio “Toro” Rodríguez, el exjugador regiomontano que tuvo su oportunidad con los Houston Texans.
“Pasé muchos momentos muy amargos, muy complicados. Además de trabajar en la construcción, tenía que ver otras maneras de economizar recursos. Por ejemplo, en lugar de tener carro, caminaba tramos muy largos o usaba bicicleta pese a que las eran temperaturas muy frías. También trabajé como niñera y paseando perros”, narra Garza.
Hubo otros muros que, simbólicamente, también tuvo que derrumbar. Se trató de las barreras morales, de los prejuicios, de la gente que le cuestionaba su obsesión de jugar futbol americano, un deporte “muy rudo para las mujeres”.
Pese a ese ambiente hóstil, en 2016 decide dar el gran salto e ir tras una nueva utopía: jugar en una liga profesional femenil en Estados Unidos.
“Le mentí a mis papás, les dije que iba para una beca de flag para seguir estudiando mi maestría. Y mi mamá me acompañó, nos fuimos al tryout en Austin, Texas. Mi mamá me dijo ¿estás segura que es de flag?. Y yo le dije “sí, acá se juega el flag con contacto”. La verdad, no pensé que me fueran a elegir para el equipo”.

En esa primera campaña con el Austin Acoustic, la LFL todavía era conocida como la Lingerie Football League, en el que las jugadoras usaban casco, hombreras y…bikini.
“Mi mamá y mis dos hermanos lo vieron con naturalidad, pero tenía la reserva de cómo lo tomaría mi papá. Le explicamos que era semejante a la indumentaria que usan las jugadoras de voleibol de playa y no había nada de malo en ello”, narra Ana.
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