Análisis de sangre en niños y adolescentes: ¿Cuándo son necesarios?

Los exámenes de sangre permiten conocer con detalle el estado general de salud de una persona. En el caso de niños y adolescentes, aunque no se incluyen rutinariamente en chequeos de individuos sanos, pueden ser muy útiles cuando hay síntomas que generan inquietud o antecedentes familiares de enfermedades hereditarias.
Estas pruebas son clave para detectar condiciones como anemia, diabetes, problemas hepáticos o renales, así como alteraciones en el metabolismo de las grasas.
Las pruebas de laboratorio basadas en muestras sanguíneas están respaldadas por la medicina basada en evidencia.
Será el pediatra quien determine si se justifica solicitarlas, basándose en la condición clínica del menor. Ante manifestaciones como piel pálida, fatiga, exceso de peso, coloración amarillenta en la piel (ictericia) o molestias articulares, una prueba de laboratorio puede ser esencial para realizar un diagnóstico precoz y aplicar el tratamiento adecuado.
¿Cuál es el papel de la sangre en el cuerpo?
La sangre cumple funciones vitales: transporta oxígeno desde los pulmones a los tejidos, distribuye nutrientes y hormonas por todo el organismo, regula la temperatura corporal y elimina desechos llevándolos a los riñones, donde se filtran y excretan por la orina.
Componentes sanguíneos: células y plasma
La sangre está formada por células como los glóbulos rojos (que llevan oxígeno), los glóbulos blancos (encargados de combatir infecciones) y las plaquetas (que facilitan la coagulación). Todo esto está suspendido en el plasma, un líquido que contiene proteínas, glucosa, grasas, colesterol, calcio, bilirrubina, ácido úrico y otras sustancias esenciales para que el cuerpo funcione correctamente.
¿Se deben hacer análisis en menores asintomáticos?
En niños y adolescentes sanos, no suele ser necesario realizar análisis de sangre si no hay síntomas ni antecedentes familiares de riesgo. Un desarrollo físico adecuado, peso acorde a la edad y ausencia de señales clínicas son indicios suficientes de buena salud, por lo que las pruebas preventivas, en la mayoría de los casos, no están indicadas.
¿Cuándo sí se justifica una analítica en menores?
La decisión la toma el pediatra, tras valorar al niño o adolescente. Por ejemplo, si hay palidez duradera, fatiga excesiva o bajo peso, puede sospecharse de anemia. En caso de obesidad, se investigan los niveles de lípidos y colesterol. También se solicita una analítica ante posibles signos de enfermedades hepáticas, reumáticas o infecciosas, si la situación clínica lo sugiere.
ENFERMEDADES: Un pequeño cambio al caminar podría mejorar la salud física de los adultos mayores
Un estudio clínico realizado en adultos mayores en Chicago, Estados Unidos, demostró que incrementar la velocidad al caminar puede mejorar de manera notable la capacidad funcional en personas que presentan signos de fragilidad física. La investigación, publicada en PLOS ONE, -- leer más
Noticias del tema