Esperan con mucha paciencia y cariño a los católicos
Con manos llenas de devoción y corazones ardientes de fe, las Monjas Dominicas de la Capilla Santa Teresita han comenzado con la tradicional venta de pan bendito en el marco del Jueves Santo, fecha clave en la Semana Santa por la conmemoración de la Última Cena y la instauración de la Eucaristía. Este acto simbólico, cargado de espiritualidad, busca acercar a los fieles a uno de los momentos más significativos del calendario litúrgico católico.
El pan, elaborado de manera completamente casera, es una muestra palpable del amor y la entrega de las hermanas. Desde su pequeño horno, preparan bollitos integrales, roles con pasas, roles sencillos y empanadas de calabaza, todos con ingredientes de primera calidad. A un costo accesible de 12 pesos por pieza y 20 pesos las más grandes, estos productos no solo son un manjar, sino también una forma de bendición para los hogares que los adquieran, según informó la madre Sor Lizeth.
PAN
Compra de pan
La misa del Jueves Santo dará inicio a las 5:00 de la tarde, pero desde una hora antes, a las 4:00, las monjas comenzarán con la exhibición y venta del pan. Esta anticipación busca permitir que los feligreses tengan el tiempo suficiente para adquirir su pieza antes del inicio de la ceremonia, y así, participar plenamente del rito litúrgico con un símbolo tangible del pan compartido por Jesús en la Última Cena.
La madre Sor Lizeth explicó que, desde el lunes, la comunidad religiosa ha estado trabajando intensamente en la preparación del pan. Incluso han logrado surtir un pedido especial de 3 mil 500 bollos destinado a la Parroquia del Verbo Encarnado, y todavía cuentan con cientos de piezas adicionales listas para ofrecer a los asistentes en su propia capilla. Esta labor titánica es muestra del compromiso de las monjas con su comunidad.
Espera de católicos
“Siempre buscamos dar lo mejor a los fieles, no solo en lo espiritual, sino también en cada detalle que elaboramos con nuestras manos”, destacó Sor Lizeth. En cada bocado de estos panes se esconde un acto de amor y servicio, una tradición que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma de quienes participan con fe en estas celebraciones tan especiales.