Atletas de resistencia aparentemente saludables podrían presentar acumulación de tejido cicatricial en el corazón, lo que incrementaría su riesgo de desarrollar arritmias cardíacas peligrosas, según un estudio reciente.
Los investigadores encontraron que casi la mitad de un grupo grande de ciclistas y triatletas masculinos de mediana edad mostraban indicios de cicatrices en el ventrículo izquierdo, la cámara inferior del corazón responsable de bombear sangre oxigenada al cuerpo.
Además, aproximadamente uno de cada cinco atletas de alto rendimiento presentaba episodios breves de latidos cardíacos acelerados, los cuales podrían estar relacionados con problemas cardíacos, según los resultados publicados en la revista Circulation: Cardiovascular Imaging.
En términos generales, la presencia de tejido cicatricial en el corazón aumentó casi cinco veces el riesgo de arritmias ventriculares en estos deportistas, concluyeron los científicos.
"No esperábamos que la relación entre la cicatrización y los ritmos peligrosos fuera tan marcada", comentó el Dr. Peter Swoboda, profesor asociado de cardiología en la Universidad de Leeds, Reino Unido, y principal autor del estudio.
Aunque se habían reportado hallazgos similares en pacientes con enfermedades del músculo cardíaco, este nivel de cicatrización no se anticipaba en atletas sanos y con alto nivel de entrenamiento, agregó en un comunicado de prensa.
Los ritmos irregulares que se originan en los ventrículos son considerados la principal causa de muerte súbita cardíaca en atletas y constituyen uno de los trastornos del ritmo más graves, señalaron los investigadores.
Para esta investigación, se reclutaron a 106 ciclistas y triatletas varones mayores de 50 años que entrenaban al menos 10 horas semanales durante 15 años o más.
"En ciertos atletas muy entrenados, especialmente con la edad, es posible detectar tejido cicatricial cardíaco mediante imágenes de resonancia magnética", explicó Swoboda. "Queríamos explorar si estas cicatrices podrían estar vinculadas a ritmos cardíacos peligrosos en deportistas de resistencia."
El propósito principal del estudio, según Swoboda, es "ayudar a que los atletas de resistencia puedan continuar practicando deportes de manera segura, particularmente conforme envejecen."
Todos los participantes se sometieron a resonancias magnéticas que generaron imágenes detalladas de sus corazones y se les implantó un dispositivo ECG bajo la piel del pecho para registrar cada latido durante dos años.
Tras un seguimiento promedio de dos años, los resultados fueron:
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Más del 47 % de los atletas mostraron signos de cicatrización en el ventrículo izquierdo.
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Cerca del 19 % experimentó episodios breves de latidos cardíacos acelerados.
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Alrededor del 3 % presentó una frecuencia cardíaca rápida sostenida y potencialmente peligrosa originada en los ventrículos.
La cicatrización aumentó el riesgo de arritmias ventriculares en 4.7 veces.
Aquellos que desarrollaron ritmos cardíacos potencialmente peligrosos fueron contactados urgentemente para evaluar sus síntomas y se les recomendó buscar atención médica.
Swoboda aconseja a cualquier atleta que sienta dolor en el pecho, mareos o palpitaciones durante el ejercicio a consultar a un profesional de la salud.
"Es fundamental que quienes practican deportes sepan realizar reanimación cardiopulmonar (RCP) y usar un desfibrilador externo automático," añadió.
Sin embargo, los autores remarcaron que, al ser un estudio observacional, no se puede afirmar que el ejercicio de resistencia cause directamente las cicatrices cardíacas.
Se requieren más investigaciones para confirmar esta relación, entender por qué se desarrolla la cicatrización y determinar si esta provoca arritmias o forma parte de un problema de salud más amplio, concluyeron.