Un estudio internacional liderado por el Instituto Josep Carreras de Barcelona ha identificado dos subgrupos de pacientes con linfoma de Burkitt —uno de los tumores más comunes en niños de regiones como África ecuatorial y Latinoamérica— a partir de su firma epigenética, lo que podría revolucionar el enfoque clínico y terapéutico de esta enfermedad.
El hallazgo, publicado en la revista Blood Cancer Discovery, oficial de la Sociedad Americana de Investigación del Cáncer (AACR), diferencia entre dos tipos de pacientes: HypoBL, que presenta un mejor pronóstico, y HyperBL, asociado con un mayor riesgo de recaídas tempranas y una menor tasa de supervivencia.
La investigación fue codirigida por el doctor Manel Esteller, del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, junto con científicos del Michael Smith Genome Sciences Centre en Vancouver, Canadá.
Nueva clasificación molecular para el linfoma de Burkitt
El linfoma de Burkitt es un cáncer altamente agresivo que afecta mayormente a niños en zonas endémicas como África ecuatorial, el Pacífico y Sudamérica, donde está frecuentemente relacionado con el virus de Epstein-Barr (EBV). En otras regiones, aparece de forma esporádica, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados, como pacientes con VIH.
Mediante un análisis profundo de las firmas epigenéticas —modificaciones químicas que cambian la actividad de los genes sin alterar la secuencia del ADN— los investigadores pudieron distinguir entre pacientes con menor alteración molecular y mejores resultados, y aquellos con una epigenética más desregulada.
“Los pacientes clasificados en el grupo HypoBL muestran pocas alteraciones epigenéticas y sus células se parecen más a los linfocitos B normales, lo que se traduce en una evolución clínica más positiva”, explicó Esteller, quien también es profesor de genética en la Universidad de Barcelona.
Relación entre el virus de Epstein-Barr y la agresividad del tumor
Por otro lado, los pacientes del grupo HyperBL presentan hipermetilación del ADN, un cambio epigenético que desactiva genes que suprimen tumores, y suelen tener una mayor presencia del virus Epstein-Barr. Este perfil molecular está ligado a una progresión más agresiva de la enfermedad.
“Tener esta información desde el diagnóstico puede permitirnos personalizar el tratamiento según el nivel de riesgo de cada paciente”, agregó Esteller.
Esta distinción podría permitir que los pacientes con mejor pronóstico continúen con la quimioterapia estándar, mientras que aquellos con peor evolución podrían beneficiarse de terapias experimentales, como nuevos medicamentos o inmunoterapias específicas.
Este avance destaca el papel crucial de la epigenética como herramienta para la medicina personalizada en el tratamiento del cáncer pediátrico, especialmente para optimizar el abordaje del linfoma de Burkitt, una enfermedad aún común en regiones con recursos limitados en salud.