Basurero clandestino afecta imagen de la Gran Plaza

Ciudadanos que transitan por la Gran Plaza han denunciado la existencia de un basurero clandestino ubicado a un costado del estacionamiento del asta bandera, lo cual genera una imagen negativa de la ciudad, focos de infección y molestia entre peatones y visitantes.
El centro histórico de Piedras Negras es un punto de encuentro clave para residentes y turistas, pero la presencia de un basurero clandestino en una de sus zonas más transitadas ha comenzado a preocupar a quienes caminan diariamente por el área. A tan solo unos metros del asta bandera, en el perímetro de la Gran Plaza, se ha acumulado basura en diversas presentaciones: bolsas negras, desperdicios de alimentos, cartón, plásticos y residuos domésticos, visibles a plena luz del día.
Quienes frecuentan el lugar aseguran que este problema no es nuevo, pero ha ido en aumento en las últimas semanas. "Es algo que desentona completamente con la imagen que se quiere proyectar del centro", comentan ciudadanos que transitan por el lugar de forma habitual. El sitio no solo se encuentra cerca de espacios de reunión y esparcimiento, sino que también sirve como acceso para visitantes provenientes de Eagle Pass y otras ciudades vecinas.
Daños a la imagen urbana
El sitio donde se localiza el basurero improvisado es un punto estratégico que, irónicamente, se diseñó para brindar una primera buena impresión a los visitantes. Desde este punto suelen caminar los turistas hacia museos, comercios locales y restaurantes ubicados en el primer cuadro de la ciudad. La acumulación de desechos genera una imagen descuidada y poco hospitalaria, afectando directamente la percepción del turismo fronterizo, vital para la economía local.
Los ciudadanos han expresado su molestia y preocupación por lo que consideran una falta de cultura ciudadana, al tratarse de desechos que, según mencionan, son arrojados a cualquier hora del día por automovilistas o peatones sin ningún tipo de control o consideración.
Foco de infección y contaminación
Más allá del aspecto visual, el acumulamiento de basura se ha convertido en un posible foco de infección. Entre los residuos se encuentran restos de comida en descomposición y materiales que, al permanecer expuestos al sol y al viento, podrían atraer fauna nociva, como roedores, moscas y cucarachas. Esta situación pone en riesgo la salud de quienes caminan por la zona y de los comerciantes establecidos en las inmediaciones.
Además, la basura dispersa termina muchas veces en las bocas de tormenta, lo que incrementa el riesgo de obstrucciones y encharcamientos en épocas de lluvia. Sumado a esto, la cercanía con áreas verdes agrava el impacto ambiental, afectando el ecosistema urbano y generando condiciones propicias para la proliferación de bacterias y malos olores.
Crítica social y llamado a la conciencia
Para muchos vecinos y peatones, este problema evidencia la necesidad de fortalecer una cultura de respeto al espacio público. Más allá de las responsabilidades institucionales, se cuestiona el comportamiento de quienes optan por convertir espacios comunes en tiraderos improvisados. "No se trata de que venga alguien a recoger lo que otros tiran, sino de que dejemos de hacerlo", reflexionan algunas voces locales.
En redes sociales y foros ciudadanos, ya circulan imágenes del sitio afectado, acompañadas de críticas hacia el comportamiento de quienes, de forma anónima, ensucian un espacio que es de todos. La presión social comienza a manifestarse en forma de llamados al respeto y cuidado del entorno, señalando que el problema no solo daña el paisaje urbano, sino que afecta el orgullo y sentido de pertenencia de los nigropetenses.
Turismo, percepción y responsabilidad compartida
Piedras Negras ha realizado en los últimos años esfuerzos por mejorar su oferta turística y modernizar su imagen urbana. Sin embargo, casos como el del basurero junto al asta bandera restan valor a los avances logrados. Los visitantes, al llegar por la frontera, cruzan directamente hacia la Gran Plaza, por lo que cualquier descuido en esta zona impacta de manera directa en su primera impresión.
El turismo, como actividad sensible a la limpieza y el orden, depende no solo de campañas promocionales, sino también del comportamiento cotidiano de los ciudadanos. Mantener limpio el entorno es, entonces, una responsabilidad compartida entre sociedad y entorno.

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