Bendicen mochilas y a la comunidad educativa en misas dominicales
Estudiantes que regresarán a clases llevaron sus mochilas para ser bendecidas en las distintas misas

Como ya es tradición en vísperas del inicio del ciclo escolar, durante las misas dominicales en distintas parroquias de Piedras Negras, decenas de niños, adolescentes y jóvenes llevaron sus mochilas al templo para recibir la bendición sacerdotal, encomendando a Dios el inicio de un nuevo año escolar.
Con alegría y nerviosismo por el regreso a clases, los estudiantes acudieron acompañados de sus familias, y en un momento especial dentro de la celebración eucarística, pasaron al frente del altar, donde los sacerdotes elevaron una oración por su protección, sabiduría y buen aprovechamiento académico.
Además de los alumnos, también maestros, directores, personal administrativo y trabajadores del sector educativo se sumaron a este acto simbólico, colocándose frente al altar para recibir la bendición y encomendar su labor formativa al Señor.
“Pedimos a Dios que les dé paciencia, discernimiento y amor por su vocación, que puedan guiar con justicia y sensibilidad a los alumnos que se les han confiado”, expresó uno de los sacerdotes durante la homilía, haciendo énfasis en la responsabilidad que implica formar a las futuras generaciones.
En cada misa, se destacó que el regreso a clases no es solo un cambio de rutina, sino una oportunidad para crecer en conocimiento y valores, por lo que se pidió a los padres de familia acompañar a sus hijos no solo con materiales escolares, sino también con oración, ejemplo y diálogo constante.
Las mochilas, loncheras y útiles escolares recibieron agua bendita como símbolo de protección, y muchos niños expresaron sus deseos y metas para este nuevo ciclo, entre ellos sacar buenas calificaciones, hacer nuevos amigos o aprender cosas nuevas.
“Me siento muy contenta porque el padre bendijo mi mochila, y eso me hace sentir protegida en la escuela”, compartió Ana Sofía, una niña de primaria que asistió a la misa con sus papás y sus dos hermanos.
Este gesto se ha convertido en una hermosa tradición que reúne a la comunidad educativa y a las familias bajo la guía espiritual, recordando que la educación no solo se limita al conocimiento académico, sino que también debe estar acompañada de valores, fe y responsabilidad social.
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