El Tiempo de Monclova

Piedras Negras Monclova Piedras Negras Carbonífera Saltillo Torreón Seguridad

Brote de aguas negras se convierte en laguna en la colonia Emiliano Zapata

Vecinos preocupados por la situación externan su sentir ante el foco de infección que esto representa

Brote de aguas negras se convierte en laguna en la colonia Emiliano Zapata: Vecinos preocupados por la situación externan su sentir ante el foco de infección que esto representa
José Gaytán
comparte facebook comparte X comparte WhatsApp comparte Telegram

El crecimiento urbano sin planeación, la negligencia en la infraestructura sanitaria y la invisibilidad sistemática de ciertas colonias en las prioridades públicas están creando una nueva postal cotidiana en Piedras Negras: las calles convertidas en lagunas de aguas negras. Tal es el caso de la colonia Emiliano Zapata, donde una fuga persistente sobre la calle Rosa Saucedo ha transformado el entorno urbano en un foco de infección de proporciones críticas.

Lejos de ser un hecho aislado, esta situación refleja un patrón de abandono que se repite en múltiples sectores populares de la ciudad. Lo que comienza con un brote aparentemente menor de aguas residuales, evoluciona rápidamente hacia una acumulación estancada que invade banquetas, penetra patios y convierte en intransitables las calles de terracería o pavimento agrietado. Así, la infraestructura básica, que debería garantizar la salubridad, se convierte en una fuente activa de riesgo sanitario.

Aguas negras: reflejo de una urbanización sin derechos

Las aguas negras que ahora dominan tramos enteros de la Rosa Saucedo no son únicamente una molestia visual u olfativa. Son un símbolo claro del desequilibrio urbano y la falta de acceso equitativo a servicios públicos básicos. Lo que para algunos sectores de la ciudad es un derecho garantizado —drenaje funcional, calles limpias, mantenimiento constante— para otros es una lucha silenciosa que se pierde en la burocracia y la omisión institucional.

En la colonia Emiliano Zapata, la acumulación de estos líquidos insalubres no solo erosiona la infraestructura vial: erosiona también la confianza ciudadana, deteriora la salud de las familias y acelera la degradación del entorno. En muchas ocasiones, los brotes provienen de redes colapsadas, falta de mantenimiento, conexiones irregulares o simples fallas de diseño. Pero más allá del origen técnico, lo cierto es que las consecuencias son profundamente humanas.

Niños que juegan cerca del agua contaminada, adultos mayores que deben cruzar charcos pestilentes para llegar a sus hogares, fauna nociva proliferando en el estancamiento… Estas escenas forman parte de una cotidianidad que no debería normalizarse.

Foco de infección a la vista

El impacto sanitario de un brote de aguas negras que no es atendido va más allá de lo visible. Las aguas residuales son un reservorio de bacterias, virus, hongos y parásitos. Su exposición prolongada puede desencadenar desde enfermedades gastrointestinales hasta infecciones dérmicas y respiratorias.

Y sin embargo, estas "lagunas urbanas" siguen ahí, creciendo con cada día de inacción, sin cordones sanitarios, sin señalizaciones preventivas, sin medidas mínimas de contención. Esto agrava no solo los riesgos físicos, sino también los psicológicos: la exposición continua a un entorno insalubre aumenta la percepción de abandono, reduce la autoestima comunitaria y desincentiva la participación ciudadana.

Además, cuando el agua residual alcanza zonas habitadas o se filtra a fuentes subterráneas, el impacto ecológico se vuelve incontrolable. No se trata solo de la salud de quienes viven cerca, sino del equilibrio del ecosistema urbano más amplio.

Las otras ciudades dentro de la ciudad

Uno de los aspectos más graves de este tipo de fenómenos es la manera en que revelan las fracturas estructurales del desarrollo urbano. Hay zonas en Piedras Negras que avanzan con pasos firmes hacia la modernidad, con vialidades iluminadas, servicios digitales y programas constantes de mantenimiento. Y hay otras, como Emiliano Zapata, donde se lucha diariamente con lo más básico: agua limpia, drenaje funcional, calles transitables.

Estas dos realidades conviven en una misma ciudad, separadas no solo por distancia geográfica, sino por decisiones administrativas y prioridades políticas. Cada brote de aguas negras sin atención, cada calle sumida en el lodo y el olvido, cada foco de infección que permanece activo durante semanas, es también una forma de exclusión.

Porque cuando la infraestructura colapsa, lo hace selectivamente. Y cuando no se repara, también.

Urge repensar la planeación urbana desde lo humano

El problema no es solo técnico, sino también ético. ¿Cómo puede hablarse de desarrollo cuando hay zonas donde la vida diaria transcurre entre aguas negras? ¿Cómo puede promoverse la participación ciudadana, si al mismo tiempo se permite que comunidades enteras enfrenten condiciones que comprometen su dignidad?

La modernización de una ciudad no puede medirse únicamente por sus bulevares nuevos o sus parques remodelados. Una ciudad verdaderamente moderna se construye desde abajo: desde los cimientos de la salubridad, la justicia espacial y la atención equitativa.

No se trata de un favor a los sectores marginados, sino de una deuda histórica que debe saldarse con obras, no con promesas. Una ciudad limpia, segura y funcional no puede reservarse para unos cuantos. El drenaje, el pavimento, el alumbrado, son parte de un derecho a vivir con dignidad.

Conclusión: una ciudad que ignora, enferma

El brote de aguas negras sobre la calle Rosa Saucedo, ahora transformado en una laguna, no es simplemente un problema vecinal. Es una señal clara de que algo no funciona en la lógica de planeación urbana, ni en las prioridades de inversión pública. Y es también una advertencia: cuando se normaliza la insalubridad, se normaliza la desigualdad.

Si Piedras Negras aspira a ser una ciudad competitiva, atractiva y moderna, debe comenzar por garantizar que ningún rincón del municipio esté sumido en el olvido sanitario. Porque una ciudad que ignora sus zonas vulnerables, no solo abandona a sus ciudadanos: también enferma lentamente su tejido social.

comentar nota

Noticias del tema


    Más leído en la semana