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Calor y el cambio climático reducen la población de abejas

Abejas
Redacción El Tiempo
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Los apicultores buscan lugares más frescos para sus colmenas y se van de Monclova o la región. En la ciudad de percibe al menos un 20% menos de abejas que habitan en la comunidad.

Manuel Gomar, apicultor con más de 30 años de experiencia familiar, explicó cómo el intenso calor de Monclova ha mermado la presencia de abejas un 20% o inclusive puede ser mayor, lo mismo ocurre en toda la región centro. “Teníamos nuestras colmenas aquí en Monclova, pero el calor hizo que nos las lleváramos para Arteaga, donde el clima es más fresco y la vegetación más diversa”, compartió. 

El cambio climático no solo afecta la vida cotidiana de las abejas, sino también la producción de miel. Según Gomar, en algunos días de intenso calor, las colmenas literalmente se derriten bajo el sol, lo que provoca que las abejas queden atrapadas en su propia miel y mueran. Este fenómeno se agrava cuando el calor coincide con meses de escasa lluvia, condición que cada vez es más común.

Impacto del clima en la apicultura.

“En Monclova, el sol avanza durante el día y nuestras colmenas permanecen fijas, sin sombra suficiente. Esto hace que el panal se derrita y colapse”, comentó el apicultor. Además de las altas temperaturas, la falta de lluvia reduce la floración, lo que significa menos néctar y polen, fundamentales para la alimentación de las abejas.
Según Manuel el cambio climático, no solo provoca la disminución de abejas, sino también afecta indirectamente la producción de miel, polen, propóleo y jalea real, reduciendo los ingresos de los apicultores aproximadamente un 20% en comparación con temporadas anteriores.

Consecuencias de la desaparición de las abejas.

 Si la población de abejas sigue disminuyendo, los efectos serían catastróficos para los ecosistemas y la agricultura. “No solo desaparecería la miel, sino que muchas especies de plantas que dependen de la polinización se verían afectadas. Sin abejas ni polinizadores, las personas enfrentaríamos escasez de alimentos”, advierte Gomar.
La pérdida de diversidad vegetal derivada de la falta de polinización también incrementa la desertificación. Esto, unido a la deforestación y el exceso de calor, acelera la transformación de zonas semiáridas en desiertos, afectando la sostenibilidad ambiental en Coahuila y en el mundo.

Mano del hombre: un enemigo silencioso.

 Además del clima, la acción humana representa otra amenaza. Gomar declaró que muchas personas destruyen colmenas al encontrar un panal cerca de sus casas, sin considerar alternativas de reubicación. “La gente tiene miedo de los piquetes y opta por matarlas en lugar de protegerlas. Muchas veces no son abejas africanizadas ni agresivas, son dóciles”, señala.
Asimismo, la tala indiscriminada de árboles para obtener carbón o construir viviendas rompe el ciclo natural de transpiración y evaporación que genera lluvia. La falta de vegetación contribuye directamente a la disminución de la humedad y al incremento del calor extremo en la región.

Migración a zonas más frescas.

Para continuar con la apicultura, la familia de Gomar se trasladó a Arteaga, donde encuentran condiciones más favorables. “Ahí hay montañas, vegetación arbustiva y menos calor, las colmenas están más saludables para producir miel. Pero no nos quedamos en un lugar fijo; seguimos la floración y las lluvias”, comenta. Este traslado demuestra cómo el cambio climático obliga a los apicultores a adaptarse constantemente, buscando microclimas donde la temperatura y la humedad permitan la supervivencia de las abejas.

Producción limitada y comercio afectado.

La escasez de lluvia y la disminución de flora también impactan la economía local. La miel producida es menor y más cara de mantener, además de que muchos cultivos cercanos se fumigan, contaminando el néctar y poniendo en riesgo a las abejas. Aun así, Gomar destaca que su familia sigue cultivando colmenas con responsabilidad. Actualmente, la cosecha de primavera fue escasa, y solo se obtiene miel en pequeñas cantidades, suficientes para mantener la actividad económica familiar, pero no para expandirse. La adaptación al cambio climático se convierte, así, en una necesidad para sobrevivir en un negocio que lleva más de tres décadas en la región.


Importancia de preservar entorno.

El apicultor enfatiza la necesidad de reforestar y mantener áreas con vegetación: “Si cortas árboles sin reponerlos, rompes el ciclo natural y disminuyes la lluvia. Incluso pequeños cambios, como plantar un árbol cada cinco o diez que se tala, pueden ayudar a conservar la humedad y favorecer la polinización”.
Gomar hace un llamado a la conciencia, la preservación de las abejas y su hábitat no solo es vital para la producción de miel, sino para la supervivencia de ecosistemas enteros y de la agricultura que sostiene a la humanidad.

Con más de 30 años en apicultura, la familia Gomar ha resistido el calor extremo, la escasez de lluvias y los retos económicos. Su historia refleja cómo el cambio climático, combinado con la acción humana, está reduciendo la población de abejas no solo en Coahuila, sino a nivel mundial.

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