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Camiones más caros: el efecto dominó del arancel de EE.UU.

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Agencias / El Tiempo
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El arancel del 25% de EE. UU. a camiones mexicanos amenaza exportaciones por 15,000 millones de dólares y podría encarecer el transporte local.

La imposición de un arancel del 25% por parte de Estados Unidos a los camiones importados desde México, vigente desde el 1 de noviembre, ha encendido las alarmas en la industria automotriz norteña. La medida, que podría generar pérdidas anuales de hasta 15,000 millones de dólares, no solo afecta las exportaciones, sino que también amenaza con encarecer los camiones en el mercado interno, desincentivar la renovación de flotas y poner en riesgo la integridad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La noticia del arancel del 25% impuesto por Estados Unidos a los camiones fabricados en México se propagó con velocidad crítica por los corredores industriales del norte del país. Esta decisión, activa desde el 1 de noviembre, representa un golpe directo al corazón de la industria manufacturera nacional. Pero, ¿cómo afecta exactamente este impuesto a la economía mexicana y al consumidor final? El impacto se extiende desde las grandes ensambladoras hasta el costo del transporte de mercancías dentro de México.

Un golpe a las exportaciones y a la integración productiva

La red de 13 plantas ensambladoras y una dedicada a motores en México enfrenta un escenario de incertidumbre. Solo el año pasado, este ecosistema exportó 159,466 unidades a los Estados Unidos. La dependencia del mercado estadounidense es abrumadora; por ejemplo, Freightliner exportó el 93% de sus 60,864 unidades producidas entre enero y septiembre hacia ese país.

La Secretaría de Economía mexicana proyecta pérdidas potenciales de hasta 15,000 millones de dólares anuales a causa de esta medida. La Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) alerta que, ante la dificultad para exportar, la producción en México podría disminuir significativamente. Esto no solo afecta a las ensambladoras, sino a toda la cadena de valor, que incluye a acereras y proveedores de autopartes, cuyo negocio depende del flujo constante de producción.

Efectos en el mercado interno: camiones más caros y flotas envejecidas

Uno de los efectos menos obvios pero más graves del arancel es su impacto en el mercado interno mexicano. Dado que cada camión ensamblado típicamente ya tiene un comprador asignado en EE. UU., la detención de las exportaciones podría crear una sobreoferta repentina en el mercado local. Sin embargo, lejos de abaratarlos, esta situación podría encarecer los camiones nuevos en México, ya que las ensambladoras necesitarán ajustar sus modelos de costo y producción para mantenerse rentables.

Este escenario desincentiva la renovación de flotas, un problema crucial para la seguridad vial y la eficiencia logística del país. ¿Qué opción tendrán los transportistas? La respuesta parece inclinarse hacia el mercado de vehículos usados. Actualmente, en México circulan 61 camiones usados por cada 100 unidades nuevas. Eric Ramírez, de la firma Urban Science, ya ha alertado sobre el riesgo de un aumento en el contrabando de unidades usadas para satisfacer la demanda a bajo costo.

El dilema estratégico y la sombra sobre el T-MEC

Frente al arancel, las opciones para las armadoras son complejas y costosas. Reubicar las plantas de ensamblaje no es una solución inmediata o viable a corto plazo, y producir directamente en Estados Unidos puede ser hasta un 30% más caro que en México. Esta parálisis estratégica pone en jaque una década de crecimiento: México duplicó el valor de sus exportaciones automotrices en los últimos diez años, pasando de 35,000 a 72,000 millones de dólares.

Analistas económicos y legales advierten que esta medida unilateral podría provocar una fractura en el T-MEC. El tratado comercial, pilar de la integración norteamericana, cuenta con mecanismos de solución de controversias que México está obligado a activar. De no resolverse, se abre la puerta a respuestas "espejo" o retaliaciones comerciales por parte del gobierno mexicano, lo que escalaría una guerra comercial perjudicial para ambas naciones. El Gobierno Federal, a través de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), ya busca fortalecer el mercado interno proponiendo reducir el límite de antigüedad para la importación de camiones usados a 10 años, una medida para controlar la entrada de vehículos obsoletos y contaminantes.

¿Qué sigue para la industria de camiones en México?

Por ahora, la industria mantiene conversaciones internas y observa con cautela los desarrollos políticos. El consenso entre ejecutivos y analistas es que este arancel representa el primer retroceso significativo en la integración industrial norteamericana del sector desde la firma del T-MEC. La pregunta que ronda en las mentes de todos, desde los directivos hasta los operarios de las líneas de ensamble, sigue sin una respuesta clara: ¿qué pasará si Estados Unidos deja de comprar camiones "Hecho en México"? La respuesta definirá el futuro no solo de una industria, sino de una parte vital de la relación económica bilateral.

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