Carrera por bajar de peso antes de las fiestas impulsa el uso de semaglutida

A pocos días de que termine el año, la presión social por verse más delgado en reuniones y celebraciones ha impulsado una tendencia preocupante: el aumento del uso de semaglutida para perder peso sin supervisión médica, fenómeno alentado en gran medida por contenidos virales en redes sociales que presentan este fármaco como una solución rápida y aparentemente libre de riesgos.

Plataformas como TikTok e Instagram concentran miles de videos que promocionan la semaglutida —principio activo de medicamentos como Ozempic y Wegovy— como un método eficaz para adelgazar en poco tiempo. Sin embargo, en la mayoría de estos mensajes se omite información esencial sobre efectos secundarios, criterios de prescripción y la necesidad de una valoración médica previa, aspectos indispensables para un uso seguro.

Esta narrativa digital contrasta con la evidencia científica disponible. Un análisis publicado en Naunyn-Schmiedeberg’s Archives of Pharmacology, que revisó 250 publicaciones de alto alcance en TikTok, Instagram, Facebook, X y YouTube, encontró que más del 55 % del contenido relacionado con la semaglutida no menciona los riesgos asociados, pese a que los ensayos clínicos reportan efectos adversos gastrointestinales en más del 70 % de los pacientes tratados con este medicamento.

Para el doctor José Antonio Castañeda, cirujano bariátrico y metabólico con más de veinte años de experiencia, el cierre del año intensifica una práctica que ya venía en aumento. “En estas semanas se nota claramente el incremento de personas que buscan bajar de peso de forma acelerada para las fiestas. Muchas llegan con expectativas creadas por las redes sociales, donde la semaglutida se presenta como un recurso meramente estético y sin consecuencias, cuando en realidad es un fármaco que actúa sobre el metabolismo y requiere criterios clínicos muy específicos”, explica.

El especialista advierte que la búsqueda de resultados inmediatos incrementa los riesgos para la salud. Iniciar el tratamiento sin estudios previos, sin seguimiento médico o con dosis incorrectas puede provocar complicaciones y llevar a la suspensión abrupta del medicamento. “Esto no solo pone en riesgo la salud, sino que con frecuencia termina en una recuperación rápida del peso perdido”, señala.

Desde su experiencia clínica, Castañeda observa que la presión estacional se refleja en consultas de pacientes que ya han usado semaglutida tras consumir información incompleta en videos breves. “La salud no responde a soluciones rápidas. No existen tratamientos universales ni cambios sostenibles en un par de semanas. La pérdida de peso debe abordarse como un proceso a largo plazo, enfocado en mejorar la calidad de vida y no en cumplir una meta temporal”, enfatiza.

A este panorama se suma un riesgo adicional: la venta ilegal y la circulación de productos falsificados promovidos en redes sociales. Autoridades regulatorias como la Health Products Regulatory Authority y la Medicines and Healthcare products Regulatory Agency han alertado sobre la comercialización de plumas de semaglutida sin receta, algunas de ellas sin el principio activo o con sustancias diferentes, lo que representa un peligro extra para quienes las adquieren fuera de canales oficiales.

El especialista concluye subrayando la necesidad de cambiar el enfoque: “La semaglutida puede ser una herramienta terapéutica útil para ciertos pacientes, pero no es un medio para ‘verse bien’ en una fiesta. La salud no depende del calendario ni de modas en redes sociales, sino de una evaluación médica individual, metas realistas y un acompañamiento profesional adecuado”.

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