Casa YMCA reporta bajas las atenciones en lo que ha transcurrido del año
Las políticas migratorias del Gobierno de Estado Unidos han repercutido en las decisiones de los menores

Durante el mes de junio, la Casa YMCA para menores migrantes no acompañados en Piedras Negras reportó una significativa disminución en el número de atenciones brindadas, recibiendo únicamente a diez adolescentes, además de un caso de reingreso proveniente del estado de Coahuila. Todos los menores fueron entregados ya a sus familiares, luego del proceso de resguardo y canalización conforme a los protocolos establecidos.
La baja en el número de ingresos representa un contraste importante con los meses anteriores, en los que las cifras solían ser más elevadas, en especial durante el verano, cuando históricamente se incrementan los flujos migratorios. Esta disminución, según explicó Ángel Ávila, encargado del albergue, puede estar vinculada a una serie de factores externos, principalmente el endurecimiento de las políticas migratorias del gobierno de los Estados Unidos, que han generado un clima de mayor control y disuasión entre quienes buscan cruzar la frontera.
“Se esperaba un repunte en las atenciones durante estos meses, como ha ocurrido en años anteriores, pero los testimonios de los propios menores apuntan a que muchos optaron por no intentar el cruce debido a los operativos y restricciones impuestas por las autoridades estadounidenses. Hay temor de ser detenidos o deportados, y eso ha provocado que muchos reconsideren su decisión”, expresó Ávila.
Los menores que llegaron en junio al albergue procedían de distintos puntos del país, algunos incluso de entidades que tradicionalmente no forman parte de la ruta migratoria que conecta el centro y sur de México con el norte. Es el caso de jóvenes provenientes de Jalisco y Puebla, dos estados que, según explicó el encargado, rara vez se ven representados en los registros de migración por esta frontera. Por otro lado, Guanajuato continúa siendo uno de los estados con mayor presencia entre los menores migrantes atendidos en Casa YMCA, lo cual se mantiene como una constante año tras año.
El albergue, que forma parte de la red de apoyo a migrantes en tránsito en esta zona del país, ofrece resguardo temporal, atención médica, psicológica y apoyo legal a menores que cruzan la frontera sin compañía de un adulto. Además, trabaja de la mano con el Sistema DIF, la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, y organismos federales para garantizar la restitución de derechos y la reintegración familiar de cada joven atendido.
“Los muchachos llegan en condiciones muy distintas. Algunos vienen con algún contacto en Estados Unidos, otros simplemente se lanzan a la aventura con la esperanza de un futuro mejor. Pero siempre intentamos brindarles un espacio seguro, un respiro emocional y la orientación necesaria para que puedan tomar decisiones con información clara”, explicó Ávila.
La disminución en la llegada de menores migrantes, aunque representa una baja en la carga operativa del albergue, no deja de generar preocupación en el ámbito humanitario, ya que se desconoce cuántos adolescentes podrían estar detenidos en centros migratorios del lado estadounidense, o incluso en situaciones de riesgo en su intento por cruzar de forma irregular por otras rutas más peligrosas.
El fenómeno migratorio de menores no acompañados ha sido uno de los más complejos de abordar en los últimos años. Se trata de un sector de la población altamente vulnerable, expuesto a riesgos como la trata de personas, el abuso físico o sexual, la explotación laboral y la separación familiar definitiva. Por ello, organismos internacionales como UNICEF y ACNUR han insistido en que los gobiernos deben crear rutas seguras y mecanismos de protección efectivos.
En este contexto, Casa YMCA ha mantenido su compromiso de atención humanitaria con enfoque de derechos humanos, aún en momentos en los que las cifras disminuyen, ya que el objetivo no es la cantidad, sino la calidad de los procesos y el impacto positivo en la vida de los menores.
“La vocación de servicio se mantiene. Así llegue uno solo o lleguen cincuenta, para nosotros el trabajo es el mismo. Dedicamos tiempo, recursos y corazón a cada caso, porque entendemos que cada niño o niña migrante trae una historia muy fuerte detrás, y lo menos que podemos ofrecer es un espacio seguro y digno donde se sientan escuchados y valorados”, afirmó el encargado del albergue.
Por lo pronto, el personal de Casa YMCA sigue atento a cualquier cambio en los flujos migratorios, ya que las condiciones pueden modificarse en cuestión de días, sobre todo ante la evolución del panorama político en Estados Unidos y el discurso migratorio que suele endurecerse o relajarse dependiendo del contexto electoral o de seguridad nacional.
En tanto, se mantiene la coordinación con las autoridades estatales y federales mexicanas para seguir fortaleciendo los canales de comunicación, atención y seguimiento a los menores migrantes, y garantizar su bienestar sin importar su estatus migratorio.
“Tenemos que seguir trabajando en red, como lo hemos hecho, para dar una respuesta efectiva y humana. Si bien este mes fue bajo en números, eso no significa que el fenómeno haya terminado. Simplemente se está reconfigurando”, concluyó Ángel Ávila.
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