Caso Brisa: indignación por violencia, negligencia y pronunciamiento en primaria José María Morelos, San Juan de Sabinas

Brisa, alumna de 12 años, sufrió maltrato ignorado por la escuela y familia; comunidad exige justicia tras tragedia.

Brisa Izela, alumna de la primaria José María Morelos y Pavón en San Juan de Sabinas, Coahuila, fue víctima de maltrato familiar y escolar detectado pero ignorado durante meses; autoridades y comunidad piden esclarecer responsabilidades.

Deterioro y alertas ignoradas en la primaria José María Morelos

Brisa Izela, una niña de 12 años y estudiante destacada, mostró cambios físicos y emocionales alarmantes durante su último ciclo escolar en la primaria José María Morelos y Pavón. De ser parte de la escolta y el grupo de danza, pasó a ausentarse con frecuencia y presentar moretones visibles.

Pese a denuncias previas de maltrato familiar y reportes de maestros sobre su condición, la escuela, dirigida por Fernando García Chávez, no aplicó los protocolos establecidos para proteger a la alumna. Testigos, entre ellos madres de familia, denunciaron que el personal escolar ignoró las señales y reprimió a quienes intentaron hablar del caso.

Silencio y encubrimiento: la respuesta de la escuela

Una trabajadora social, bajo anonimato, confirmó que existían elementos para intervenir, pero la burocracia y falta de voluntad obstaculizaron cualquier acción. “Brisa dejó actividades como el boxeo y acumuló más de 15 faltas injustificadas en meses recientes”, señala.

Padres y vecinos reportaron intimidaciones y amenazas contra quienes exigían respuestas, mientras el director evade a la prensa y el personal escolar mantiene un ambiente de vigilancia estricta.

Comunidad exige justicia y cambios urgentes

Frente a la escuela, padres y familiares mantienen vigilias con moños negros y pancartas exigiendo sanciones y reformas en protocolos de atención. Organizaciones civiles preparan una demanda colectiva para hacer visible la omisión institucional.

Preguntas como “¿por qué se ignoraron las alertas?” y “¿quién responderá por la tragedia?” aún no tienen respuesta. Este caso pone en evidencia la necesidad de un sistema educativo más responsable y sensible ante casos de violencia infantil.

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