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Coahuila refuerza acciones preventivas ante excesivo consumo de refresco

El consumo inmoderado del refresco es una de las causas que detona enfermedades como la diabetes

Coahuila refuerza acciones preventivas ante excesivo consumo de refresco : El consumo inmoderado del refresco es una de las causas que detona enfermedades como la diabetes
José Gaytán
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La Secretaría de Salud de México ha alertado sobre las alarmantes cifras del consumo de refrescos en el país, revelando una realidad preocupante: en promedio, cada persona toma 166 litros de bebidas azucaradas al año, lo que equivale a una ingesta diaria cercana a 600 mililitros —una sola lata contiene el sorprendente equivalente a 15 cucharaditas de azúcar. En respuesta a este desafío epidemiológico, autoridades en Coahuila han diseñado e implementado estrategias con el objetivo de reducir el consumo excesivo de sodas, fomentar hábitos saludables y prevenir enfermedades relacionadas, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

Eliud Felipe Aguirre, Secretario de Salud en el Estado, explicó que estas alteraciones en los hábitos alimenticios están directamente vinculadas a la creciente incidencia de sobrepeso y obesidad, fenómenos que afectan a buena parte de la población coahuilense. En consecuencia, sus efectos acumulativos —desde problemas metabólicos hasta complicaciones digestivas y cardiovasculares— han motivado la puesta en marcha de campañas preventivas.

“Sabemos que una soda helada es percibida como refrescante y deseable, sobre todo en climas calurosos como el nuestro. Pero el mensaje que debemos transmitir es que, aunque sacie la sed, ese pequeño placer puede convertirse en un riesgo silencioso para la salud si se convierte en una costumbre diaria,” advirtió Aguirre.

Estrategias conjuntas entre Salud y Educación

El Secretario destacó que se trabaja en alianza con la Secretaría de Educación Pública (SEP) para llevar este mensaje a las escuelas, donde los niños y adolescentes pueden ser agentes de cambio dentro de sus hogares. Desde educación primaria hasta secundaria, se están implementando talleres, conferencias, y estrategias lúdicas que muestran los daños acumulativos del exceso de azúcar: desde el deterioro dental hasta la resistencia a la insulina, obesidad y problemas cardiovasculares.

Se han iniciado programas como “Hidratación Saludable”, dirigidos a sustituir los refrescos por agua, frutas frescas, agua natural-flavored o aguas frescas sin azúcar —alternativas más seguras y nutritivas durante el día escolar. También se promueven competencias saludables donde los estudiantes comparten recetas caseras sin azúcar añadida como parte de ferias de ciencia y salud.

“El entorno escolar representa no solo un lugar de aprendizaje formal, sino un espacio para cultivar buenos hábitos de vida. Si colaboramos con maestros y directivos, podemos cambiar la percepción de lo que es refrescante y valioso,” afirmó Aguirre.

Impacto en salud pública

Las cifras son contundentes. El consumo elevado de bebidas azucaradas se ha vinculado a consecuencias graves y medibles: en México, uno de cada tres casos nuevos de diabetes mellitus y uno de cada siete casos nuevos de enfermedades cardiovasculares se atribuyen directamente a esta causa. La evidencia científica ha demostrado que el exceso de azúcar lleva a un deterioro metabólico progresivo, que puede acelerar el desarrollo de estas condiciones con efecto acumulativo.

Además, este consumo cotidiano incrementa el riesgo de enfermedades crónico-degenerativas, contribuye al sedentarismo y reduce la calidad de vida. El impacto económico tampoco es menor, ya que aumenta la demanda de atención médica, hospitalización y tratamiento de complicaciones asociadas.

El rol de los padres y la comunidad

Aguirre subrayó el papel insustituible de las familias y padres de familia en este proceso. “La escuela puede educar, pero el hogar decide,” señaló. Se invita a padres y madres a replantear el consumo doméstico, fomentando bebidas más sanas en la alacena y ejemplos positivos durante las comidas.

Se proponen estrategias como:

  • Sustituir refrescos por agua natural o rehidratantes sin azúcar

  • Enseñar a leer etiquetas nutricionales para que los padres elijan opciones con menos calorías y sin azúcar añadida

  • Promover meriendas saludables entre amigos y familiares

  • Acumular “minutos saludables” caminando o jugando en lugar de horarios extendidos frente al celular o televisión

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