Cómo cuidar el suelo pélvico: mitos, realidades y consejos de expertos

Aunque el suelo pélvico juega un papel esencial en el bienestar cotidiano, muchas personas desconocen su existencia o importancia. Incluso quienes han oído hablar de él, generalmente lo relacionan solo con las mujeres o con los ejercicios de Kegel.
No obstante, los problemas en esta área afectan tanto a hombres como a mujeres de todas las edades y pueden impactar gravemente la calidad de vida. Expertos en salud pélvica señalan que la falta de información y la persistencia de mitos dificultan la identificación y el tratamiento de las disfunciones del suelo pélvico, pero insisten en que nunca es tarde para buscar ayuda y mejorar.
El suelo pélvico es un conjunto de músculos que forma una especie de “cesta” en la base de la pelvis. Según la fisioterapeuta Sara Reardon, estos músculos sostienen órganos importantes como el intestino, la vejiga y el útero o la próstata, además de ayudar a mantener la columna vertebral y contribuir en funciones clave como la continencia urinaria y fecal, así como en la salud sexual.
La uroginecóloga Ekene A. Enemchukwu explica que cuando el suelo pélvico funciona bien, pasa desapercibido, pero cuando presenta problemas puede afectar significativamente la funcionalidad y la calidad de vida.
Los trastornos más comunes incluyen la incontinencia urinaria o fecal, el prolapso de órganos pélvicos, el dolor pélvico y problemas sexuales. A pesar de su importancia, hay poca educación sobre esta estructura. Reardon lamenta que no se enseñe cómo funcionan estos músculos ni qué es normal en ellos.
Un mito común es que solo las mujeres sufren trastornos del suelo pélvico, pero todos, hombres, mujeres y niños, tienen esta musculatura. Aunque factores como el embarazo, parto y menopausia son más frecuentes en mujeres, los hombres también pueden presentar problemas como incontinencia, prolapso rectal o dolor pélvico debido a tensión muscular.
Además, la especialista Cassandra Kisby señala que el estrés diario también puede afectar el suelo pélvico, ya que este responde a nuestro entorno, emociones y traumas acumulados.
Otro error es creer que estos problemas son inevitables. Kisby explica que muchas condiciones del suelo pélvico son comunes, pero no deberían considerarse normales ni aceptarse sin buscar solución. Por ejemplo, la incontinencia afecta al 50% de mujeres adultas y al 75% de las mayores de 65 años, y el dolor durante las relaciones sexuales afecta a aproximadamente tres cuartas partes de las mujeres.
Buscar atención profesional es fundamental para mejorar estos problemas, sin importar la edad ni el tiempo que se hayan tenido los síntomas.
También existe la creencia de que los médicos siempre preguntan sobre estos problemas, pero según Reardon, muchos no evalúan a las mujeres para detectarlos debido a la complejidad de los músculos del suelo pélvico y la fragmentación de la medicina. Por lo general, los especialistas más indicados son los uroginecólogos, aunque muchas personas no saben qué es ni cómo acudir a ellos. Es necesario aumentar la conciencia, mejorar el diagnóstico y facilitar el acceso a atención multidisciplinaria para que nadie sufra en silencio.
Aunque los ejercicios de Kegel son conocidos como la solución para problemas del suelo pélvico —consisten en contraer y elevar esos músculos— no siempre son la respuesta adecuada. Pueden ayudar tras el parto o en casos leves, pero si los músculos están tensos, pueden empeorar la situación. En esos casos, se recomiendan técnicas de relajación como estiramientos, respiración y masajes para aliviar la tensión.
Finalmente, no es cierto que solo los jóvenes puedan tratar estos problemas. Las lesiones pueden originarse en el parto y manifestarse mucho después. Reardon anima a quienes llevan tiempo con estos problemas a no rendirse, pues en cualquier edad es posible comenzar a trabajar y notar mejorías.
ENFERMEDADES: Un pequeño cambio al caminar podría mejorar la salud física de los adultos mayores
Un estudio clínico realizado en adultos mayores en Chicago, Estados Unidos, demostró que incrementar la velocidad al caminar puede mejorar de manera notable la capacidad funcional en personas que presentan signos de fragilidad física. La investigación, publicada en PLOS ONE, -- leer más
Noticias del tema