El Tiempo de Monclova

Salud ENFERMEDADES Monclova Piedras Negras Carbonífera Saltillo Torreón Seguridad

Cómo cuidar la memoria: diez claves respaldadas por la ciencia

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
comparte facebook comparte X comparte WhatsApp comparte Telegram

Aunque no sea algo frecuente, una persona puede desarrollar simultáneamente la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson, dos trastornos neurodegenerativos que afectan a millones de individuos en todo el mundo.

Ambas enfermedades comparten características esenciales: son progresivas, causan un daño paulatino a las células cerebrales y están vinculadas con la acumulación de proteínas específicas en el cerebro, según informó Very Well en una edición especial dedicada al Parkinson.

La enfermedad de Alzheimer siempre conduce a demencia, mientras que el Parkinson es principalmente un trastorno del movimiento que puede evolucionar hacia demencia en sus etapas avanzadas. La coexistencia de ambas condiciones representa un reto particular para pacientes y cuidadores, al combinar los efectos cognitivos propios del Alzheimer con las limitaciones motoras causadas por el Parkinson.

Según Very Well, el Parkinson suele manifestarse después de los 60 años, aunque hay casos de inicio temprano entre los 30 y 40 años. Esta enfermedad se caracteriza principalmente por problemas en el movimiento, como temblores en reposo, problemas de equilibrio, lentitud y rigidez en los movimientos.

Los síntomas más comunes incluyen temblores en brazos, piernas o mandíbula cuando la persona está en reposo, una marcha lenta y arrastrada, dificultades para mantener el equilibrio, habla lenta, rigidez en las extremidades y, en etapas avanzadas, demencia o alucinaciones.

El Parkinson puede presentar fluctuaciones en sus síntomas a lo largo del día, con un deterioro general progresivo. Su evolución se divide en cinco etapas:

  1. Síntomas leves que afectan un solo lado del cuerpo.

  2. Empeoramiento y afectación bilateral, con dificultad para realizar tareas cotidianas.

  3. Síntomas que interfieren con la vida diaria y posibilidad de caídas.

  4. Síntomas graves que requieren ayuda para caminar, como andadores.

  5. Incapacidad para caminar, dependencia total y deterioro cognitivo significativo.

Los tratamientos incluyen fármacos que modulan neurotransmisores para aliviar los síntomas, así como terapias para tratar problemas asociados como estreñimiento o depresión. También está disponible la estimulación cerebral profunda, que mediante un dispositivo implantado envía impulsos eléctricos para controlar los síntomas motores.

Por otro lado, el Alzheimer se caracteriza por el deterioro de la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad para el autocuidado. Suele iniciarse después de los 70 años, aunque puede presentarse antes, y a diferencia del Parkinson, no suele afectar el movimiento físico.

Los síntomas comunes incluyen olvidos, dificultades para concentrarse, problemas para resolver problemas, desorientación, cambios en el apetito, paranoia y desconfianza. Estos signos están interrelacionados; por ejemplo, olvidar dónde se colocó un objeto puede generar la creencia errónea de que fue robado, aumentando la paranoia.

El Alzheimer avanza en siete etapas:

  1. Antes de que aparezcan síntomas.

  2. Olvidos leves.

  3. Olvidos cada vez más notables.

  4. Problemas para tomar decisiones y olvidos significativos.

  5. Deterioro severo del autocuidado y dificultades en las relaciones sociales.

  6. Cambios de personalidad y pérdida de independencia.

  7. Incapacidad para comer y moverse.

Los medicamentos aprobados para el Alzheimer, como memantina, donepezilo, galantamina, rivastigmina y lecanemab, pueden retardar su avance en algunos casos, pero no curan ni revierten la enfermedad.

Ambas enfermedades pueden provocar ansiedad, depresión y trastornos del sueño en sus etapas iniciales, y en fases avanzadas pueden generar delirios, alucinaciones y otros síntomas psicóticos, aunque en Parkinson estos últimos suelen ser efectos secundarios de los medicamentos.

La demencia del Parkinson comparte similitudes con la del Alzheimer, pero también presenta diferencias: el Alzheimer causa un deterioro cognitivo lento, mientras que el Parkinson suele desarrollarlo de forma más rápida y brusca.

Respecto a los cambios cerebrales, en el Alzheimer se observa acumulación de placas de beta amiloide y ovillos neurofibrilares, además de degeneración del hipocampo, región vinculada con la memoria. En Parkinson, se produce degeneración en los ganglios basales y acumulación de proteínas denominadas cuerpos de Lewy, con afectación adicional del tálamo y el hipocampo en la demencia asociada.

Estos cambios pueden ser detectados en estudios de imagen en algunos casos, aunque la confirmación suele requerir análisis más avanzados o incluso autopsias.

 

comentar nota

ENFERMEDADES: ¿Pantallas o berrinches? El vínculo oculto entre el mal comportamiento infantil y el tiempo frente a dispositivos

El uso excesivo de dispositivos electrónicos durante la infancia ha dejado de ser una preocupación vaga para convertirse en un problema científicamente confirmado. Un reciente metaanálisis que abarcó más de cien estudios revela que la relación entre el tiempo frente -- leer más

Noticias del tema


    Más leído en la semana