Un grupo internacional de científicos descubrió que la exposición a la contaminación del aire puede acortar los telómeros, un indicador de envejecimiento celular prematuro. Tradicionalmente, el cáncer de pulmón se relacionaba con el tabaquismo, pero hoy en día se observa un crecimiento en los diagnósticos entre personas que nunca han fumado, especialmente en mujeres y personas de origen asiático.
El oncólogo Claudio Martin, presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica, explicó en entrevista con Infobae que ya se conocía una conexión entre la contaminación ambiental y el riesgo de cáncer, independientemente de si el paciente era fumador. Añadió que el estudio publicado en Nature es clave porque muestra específicamente cómo afecta la contaminación a quienes nunca consumieron tabaco.
Antes de esta investigación, la comunidad científica sospechaba de un vínculo entre la contaminación y el cáncer en no fumadores, pero no se había demostrado el mecanismo biológico ni se habían distinguido claramente los tumores de fumadores y no fumadores. Este nuevo trabajo se propuso examinar si la exposición al ambiente explicaba el incremento de estos casos.
Para ello, los investigadores analizaron tumores pulmonares de 871 personas no fumadoras en 28 regiones de África, Asia, Europa y América del Norte. Usaron tecnologías avanzadas de secuenciación del genoma completo para identificar mutaciones en el ADN de los tumores, y luego cruzaron esos datos con niveles históricos de contaminación atmosférica obtenidos por satélites y sensores urbanos. Descubrieron que quienes habían estado expuestos a mayores niveles de contaminación presentaban más mutaciones en sus tumores.
Uno de los hallazgos más destacados fue que estas mutaciones eran muy parecidas a las causadas por el tabaco, afectando genes que favorecen el desarrollo del cáncer. Según Marcos Díaz-Gay, líder del estudio y jefe del Grupo de Genómica Digital del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), también se observaron mutaciones vinculadas al envejecimiento. En concreto, los tumores de quienes vivían en zonas muy contaminadas tenían hasta cuatro veces más una de las huellas genéticas típicas del tabaquismo, y 76% más de otra relacionada con la edad.
Además, se identificó que los telómeros —estructuras que protegen los extremos de los cromosomas— eran más cortos en estas personas, lo que indica un envejecimiento celular acelerado. A mayor exposición a partículas contaminantes, mayor era el número de mutaciones vinculadas al desarrollo del cáncer.
El estudio también reveló que ciertos compuestos naturales, como los ácidos aristolóquicos presentes en plantas del género Aristolochia y Asarum (conocidas como hierbas de nacimiento o jengibre silvestre), pueden ser otro factor de riesgo para el cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado.