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Conoce las etapas del infarto para que actúes a tiempo

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
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Un infarto agudo de miocardio —conocido comúnmente como ataque al corazón— es una urgencia médica que se produce cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del corazón se bloquea, casi siempre por un coágulo.

Comprender sus etapas va más allá del dolor repentino, ya que implica una serie de fases que van desde los síntomas iniciales hasta el tratamiento hospitalario y la recuperación. Conocer esta progresión es vital, pues actuar a tiempo puede salvar músculo cardíaco y vida.

1. Fase prodrómica o síntomas iniciales

Los infartos suelen estar precedidos por señales de advertencia que pueden manifestarse días o semanas antes. Entre ellas se incluyen fatiga inexplicable, falta de aire o molestias intermitentes en el pecho. En mujeres y personas con diabetes, los síntomas pueden ser atípicos y confundirse con indigestión o estrés. Ignorarlos es un error común, ya que indican un riesgo inminente de evento coronario.

2. Formación de la obstrucción coronaria (aterosclerosis)

La aterosclerosis es el proceso mediante el cual grasas y colesterol se acumulan en las paredes de las arterias coronarias, reduciendo gradualmente el flujo de sangre. En esta fase puede aparecer angina de pecho estable, un dolor torácico que se presenta con el esfuerzo y desaparece al descansar o tomar nitroglicerina.

3. Ruptura de la placa y aparición del coágulo (trombo)

Cuando una placa de ateroma se rompe, el cuerpo activa los mecanismos de coagulación, formando un trombo que bloquea total o parcialmente la arteria. Este bloqueo marca el inicio del infarto agudo, provocando falta de oxígeno en el músculo cardíaco.

4. Isquemia miocárdica aguda

La isquemia es la etapa en que el tejido cardíaco no recibe suficiente oxígeno, aunque aún está vivo. Si no se restablece el flujo sanguíneo rápidamente, las células comienzan a morir. El tiempo de reacción en esta fase es determinante para salvar tejido y evitar daños permanentes.

5. Dolor torácico agudo (angina inestable)

El síntoma más característico es un dolor fuerte y opresivo en el pecho, que no desaparece con el descanso ni con la medicación habitual. Suele describirse como presión o peso aplastante, y puede confundirse con acidez estomacal. Su persistencia es una señal de emergencia médica inmediata.

6. Irradiación del dolor y otros síntomas

El dolor puede extenderse hacia el brazo izquierdo, cuello, mandíbula, espalda o abdomen superior. A menudo se acompaña de sudoración fría, náuseas, vómito, mareo o dificultad para respirar, síntomas generados por la activación del sistema nervioso.

7. Necrosis o muerte del tejido cardíaco

Si la arteria permanece bloqueada, las células sin oxígeno mueren entre 20 y 40 minutos después del inicio del evento. Cuanto más tiempo se demore el tratamiento, mayor será el daño y peor el pronóstico, de ahí la frase: “el tiempo es músculo”.

8. Elevación de biomarcadores cardíacos

Tras la necrosis, el corazón libera proteínas específicas, como la troponina, que se detectan en sangre mediante análisis clínicos. El aumento y posterior disminución de estos marcadores confirma el diagnóstico y la magnitud del infarto.

9. Riesgo de arritmias (fase temprana hospitalaria)

Durante las primeras horas, el corazón puede volverse eléctricamente inestable, lo que eleva el riesgo de arritmias letales, especialmente la fibrilación ventricular. Esta condición provoca un ritmo cardíaco ineficaz y puede causar muerte súbita, por lo que la monitorización continua y desfibrilación inmediata son esenciales.

10. Terapia de reperfusión (angioplastia o trombólisis)

El tratamiento hospitalario busca restablecer el flujo sanguíneo lo antes posible. La angioplastia con colocación de stent es el procedimiento más eficaz; si no está disponible, se recurre a fármacos trombolíticos que disuelven el coágulo.

11. Remodelado del daño cardíaco (fase subaguda y crónica)

Después del evento, la zona afectada cicatriza, y el resto del corazón intenta compensar la pérdida funcional. Si el daño es amplio, puede desarrollarse insuficiencia cardíaca, por lo que la rehabilitación y tratamiento médico son fundamentales para prevenir complicaciones.

12. Rehabilitación y prevención secundaria

La última fase consiste en la recuperación integral del paciente, con programas de rehabilitación cardíaca, ejercicio controlado y apoyo psicológico. La prevención secundaria exige mantener bajo control los factores de riesgo —como la presión arterial, el colesterol, la diabetes y el tabaquismo— para evitar futuros infartos y preservar la salud del corazón.

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