Courtois no puede con todo

El Real Madrid encontró dos pequeños consuelos en su derrota en Anfield: no tendrá que volver allí el próximo año por disposición de la UEFA y, en el peor de los casos, solo se topará nuevamente con el Liverpool esta temporada.
Además, puede presumir de tener al mejor portero del mundo, ya que Thibaut Courtois, con ocho intervenciones brillantes, evitó que la caída fuera mucho más dura.
El equipo de Xabi Alonso ofreció una actuación floja en la primera parte y caótica en la segunda. Faltó carácter, liderazgo y precisión. Ni Mbappé, ni un apagado Bellingham, ni Vinicius, ni Güler lograron marcar la diferencia. Solo Carreras y el propio Courtois salieron bien parados en una versión del Madrid que recordó a los peores días de la etapa Ancelotti.
Un Liverpool intenso y un Madrid sin respuesta
Arne Slot apostó por la experiencia y el talento joven: combinó a la vieja guardia con Ekitiké y Wirtz. El alemán sigue buscando su lugar en el equipo tras un costoso traspaso, múltiples cambios de posición y un entorno que aún no lo acompaña del todo. Situado en la banda izquierda frente a Valverde, el Liverpool intentó recuperar la esencia agresiva de los tiempos de Klopp, presionando alto y forzando errores.
El Madrid, en cambio, mostró que su nueva generación aún debe aprender que en la Champions League, la clave es sobrevivir antes de brillar.
Courtois, el muro de Anfield
El partido comenzó con mucha actividad, pero poca claridad en las áreas. El Liverpool presionó fuerte durante los primeros minutos, aunque luego el juego se equilibró. El Madrid intentó calmar el ritmo con posesiones largas, pero sin profundidad.
En ese contexto, Courtois volvió a ser protagonista con tres paradas de enorme mérito ante los disparos de Szoboszlai, especialmente una a quemarropa que evitó el 1-0. El belga sostuvo al equipo mientras el resto se desajustaba con frecuencia.
El árbitro Kovacs también tuvo su momento de protagonismo: primero señaló una mano de Tchouameni, luego fue advertido por el VAR de que pudo ser dentro del área, y finalmente decidió —acertadamente— que el brazo estaba en posición natural. No hubo penalti.
La única ocasión clara del Madrid llegó justo antes del descanso: Vinicius logró escaparse por su banda, asistió a Bellingham y este, tras un recorte, remató sin éxito ante Mamardashvili.
Un segundo tiempo para el olvido
Consciente del mal rendimiento, Xabi Alonso ajustó su esquema: cerró el centro con Camavinga y liberó a Güler. Sin embargo, el Liverpool intensificó su asedio. Tres tiros de esquina consecutivos obligaron a Courtois a realizar paradas espectaculares ante Van Dijk y Ekitiké, aunque el dominio inglés era abrumador.
Finalmente, la resistencia se rompió: Szoboszlai templó el balón al área y Mac Allister lo cabeceó de manera impecable para sellar el 1-0. El Madrid se vio superado en intensidad y actitud, dependiendo completamente de su portero, que esta vez no pudo evitar lo inevitable.
En Anfield, Courtois fue héroe en medio del desastre. Sin él, la derrota habría sido mucho más dura.
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