Crónica de un trasplante de hígado en 28 días

¿Cuándo ocurrió todo? Esa es la pregunta constante. Resulta difícil comprender cómo, en tan solo 28 días, la vida puede dar un giro tan drástico. Este fue precisamente el caso de Paloma González García, cuyo hígado se deterioró a tal nivel que su única posibilidad de sobrevivir era mediante un trasplante urgente.
Una vida saludable, un diagnóstico inesperado
Paloma, conocida por su alegría, su amor por cantar y bailar, y por llevar una vida completamente libre de alcohol, tabaco o cualquier otra sustancia, enfrentó un deterioro súbito de salud que nadie esperaba.
Una historia contada desde el celular y la cama del hospital
A través de mensajes de WhatsApp, Paloma narró los primeros síntomas y el avance de su enfermedad, desde su casa hasta su hospitalización en Mazatlán, Sinaloa:
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1 de julio: “Tengo hepatitis y tifoidea, ¿puedes creerlo? Llevo un mes en cama”.
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3 de julio: “Me bañé, terminé agotada, pero estoy bien dentro de lo posible”.
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5 de julio: “Siento los ojos muy cansados, necesito lentes incluso para ver la tele”.
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6 de julio: “Bañarme es un suplicio. Es como si me golpearan en el estómago y me arrancaran el alma. Me siento mareada, dejaré el celular un rato”.
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8 de julio: “Me hicieron análisis, estarán listos a la 1:00 PM. Ojalá hayan bajado mis niveles”.
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9 de julio: “Estoy adormilada otra vez, luego te llamo. Me siento mareada”.
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12 de julio: “Hoy me hacen la resonancia. En lugar de mejorar, empeoro. El hígado está inflamado”.
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15 de julio: “Vendrá la ambulancia, estoy deshidratada. Me van a monitorear”.
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16 de julio: “Voy bien, aunque puede que necesite donadores de plasma”.
Después del 18 de julio, Paloma dejó de responder mensajes. Para el 22 de julio, su condición se agravó y se confirmó una falla hepática grave. El Dr. Jonathan Aguirre recomendó su traslado urgente al Hospital Ángeles del Pedregal en la Ciudad de México.
Una nueva oportunidad de vida
El 23 de julio, fue trasladada por vía aérea. Para el 25 de julio, con un 95% de su hígado ya inoperante, fue colocada en el primer lugar de la lista nacional de trasplantes. El 29 de julio, llegó el milagro: Paloma recibió un nuevo hígado.
“Estoy infinitamente agradecido con el donador anónimo y su familia. Gracias a ese acto de amor, Paloma pudo recibir un trasplante a tiempo y ahora tiene la posibilidad de volver a casa y ver crecer a nuestra hija Paulina”, expresó su esposo Doug Rowell.
Un camino difícil, pero con esperanza
La operación fue exitosa, pero el proceso de recuperación es delicado y prolongado. Cada día representa un avance, aunque también trae consigo desafíos físicos, emocionales y económicos. El riesgo de rechazo del órgano sigue latente, y Paloma permanece bajo vigilancia médica constante.
La familia había viajado a Mazatlán para pasar unas vacaciones antes de mudarse de Los Ángeles a la Ciudad de México, con la intención de que Paulina creciera con ambas culturas. Lamentablemente, Paloma no cuenta con seguro médico en México. Su tratamiento, aunque de gran calidad y con un equipo experto, implica costos elevados.
Doug y su hija Paulina se mantienen fuertes, acompañándola en este proceso, agradecidos por el respaldo de seres queridos y personas solidarias. No obstante, el costo de la atención médica, medicamentos y cuidados postoperatorios sigue aumentando. Cualquier apoyo económico, por pequeño que parezca, representa un gran alivio para esta familia que lucha por una segunda oportunidad de vida para Paloma.
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