Denuncian desorden y riesgos por cableado de compañías de internet
Ciudadanos expresan la grave situación que se enfrenta en diversos sectores por la manera en como se distribuye el cableado

En las últimas semanas, la ciudad de Piedras Negras ha sido escenario de un crecimiento desordenado del cableado aéreo, impulsado por diversas compañías de internet que han instalado infraestructura sin supervisión ni planificación urbana adecuada. Esta realidad no solo desdibuja la estética de la ciudad, sino que también coloca en riesgo la seguridad de peatones, ciclistas y automovilistas, en un contexto que exige una reacción institucional firme.
Aunque ampliar la cobertura de internet es fundamental para el desarrollo social y económico, la forma en que ha sido implementada revela una clara ausencia de responsabilidad corporativa y falta de control municipal. Los cables sobresalen de postes de luz, cruzan banquetas de manera irregular e incluso llegan a rozar fachadas de edificios. En algunos casos, se han reportado tirados sobre el suelo, generando contratiempos y peligros innecesarios para los ciudadanos.
Este tipo de instalación refleja una operación al margen de las normas establecidas. Las empresas de telecomunicaciones están instalando sus redes en espacios públicos sin asegurar que la infraestructura cumpla los estándares de seguridad, calidad y estética urbana. Lo anterior pone de manifiesto un problema estructural: se ha normalizado la ocupación arbitraria del espacio aéreo sin que exista una estrategia municipal para regular la instalación ni un plan de retiro de cableado obsoleto o abandonado.
En este escenario, el papel del Ayuntamiento es fundamental. La ausencia de un ordenamiento urbano con visión clara y actualizada ha permito que las líneas aéreas proliferen sin regulación. Las leyes municipales urbanísticas, normativas técnicas y lineamientos de estética pública deben incluir criterios obligatorios de orden y mantenimiento. Asimismo, es indispensable que se apliquen sanciones a quienes incumplan esas reglas.
La falta de coordinación entre proveedores complica la situación. La dispersión del cableado no es exclusiva de una sola empresa; comparten postes con proveedores de electricidad, telefonía y televisión por cable, generando un efecto de “telaraña” visual. El resultado: una instalación caótica, desordenada y poco funcional, que incrementa el riesgo de accidentes eléctricos por deterioro o contacto accidental, especialmente en temporadas de viento o lluvia.
Este problema no está aislado en Piedras Negras: muchas ciudades en México han experimentado situaciones similares y algunas han marcado el camino a seguir. Ciudades como Guadalajara, Querétaro y Monterrey establecieron esquemas de regulación estricta, que incluyen mapeo de infraestructura, multas por incumplimiento, exigencia de proyectos firmes y políticas de ordenamiento que comprenden la reubicación progresiva del cableado.
Para replicar estas buenas prácticas es necesario que las autoridades municipales actúen con determinación y diálogo estratégico. Un acuerdo entre el Ayuntamiento y las empresas de telecomunicaciones —aún no solo aquellas que brindan internet, sino también telefonía y servicios auxiliares— debe contemplar:
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Mapeo y diagnóstico del cableado existente: identificar los tramos que están en mal estado, obsoletos o abandonados para desarrollar un plan de limpieza urbana.
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Normativa clara y actualizada: establecer criterios técnicos y estéticos para la instalación, señalización y mantenimiento de infraestructura en postes públicos.
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Sanciones y requisitos de retiro: imponer multas por uso indebido o abandono, y ordenar el retiro de cables inactivos en un plazo determinado.
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Coordinación intersectorial: involucrar a las distintas empresas y a los servicios municipales de alumbrado, espacio público y obras para supervisar y asegurar el cumplimiento.
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Transparencia y seguimiento ciudadano: generar canales de comunicación donde la población pueda reportar cableado en mal estado o acciones incumplidas. Esto facilitaría la rendición de cuentas y responsabilizaría a las empresas.
Asimismo, es imperativo incluir acciones preventivas, como campañas de educación pública, donde se informe a los ciudadanos y a las empresas sobre las normas y los riesgos del cableado desordenado, generando conciencia colectiva sobre la necesidad de un entorno urbano seguro, limpio y sostenible.
Este no es un problema superficial, sino un reflejo de una forma de hacer las cosas: construir sin una visión urbana responsable, priorizando el despliegue técnico y económico sobre la calidad de vida y seguridad colectiva. En un contexto fronterizo como Piedras Negras, con un tránsito diario significativo y una conexión directa con poblaciones vecinas, permitir el desorden en el espacio público envía un mensaje contradictorio respecto al desarrollo y modernidad.
El llamado es urgente y necesario: las autoridades municipales deben asumir un papel activo, no pasivo, en la definición de políticas urbanas que integren todos los servicios. Reconocer que otorgar licencias y permisos implica una corresponsabilidad por el bienestar efectivo de la comunidad. Requerir a las empresas que paguen, por ejemplo, derechos por ocupación del espacio público, puede generar recursos ligados precisamente a la regulación y mantenimiento de la red aérea.
Del mismo modo, los proveedores deben entender que su responsabilidad no termina al instalar cables. Deben comprometerse con el mantenimiento, regularización y retiro de infraestructuras obsoletas. Además, apoyar la estandarización de instalaciones —agrupando cables, regulando su altura, fijación y cuidado— será un elemento clave para mejorar la experiencia urbana y reducir la percepción negativa que genera esta situación entre los habitantes.
Piedras Negras tiene la oportunidad de transformarse en una ciudad más atractiva, segura y moderna. Sin embargo, esto requiere la voluntad política para hacer valer el orden y aplicar reglas. No se trata de cerrar las oportunidades de desarrollo, sino de encaminar estas inversiones en un marco de corresponsabilidad urbana.
Este es el momento ideal para comenzar un plan piloto. La convocatoria pública a empresas y expertos urbanos, acompañada de un plan temporal de regulación y supervisión visible, podría sentar las bases para un modelo funcional y sostenible. Además, sentaría un claro mensaje: esta ciudad no solo recibe inversiones, sino que las encamina hacia un futuro estructurado, organizado y respetuoso de sus espacios.
En resumen, la proliferación desordenada del cableado aéreo no es un asunto menor: es un síntoma de falta de visión y regulación. Piedras Negras necesita un enfoque decidido, una estrategia con acción concreta, capacidad de sanción real y colaboración entre los sectores público y privado, para que el desarrollo tecnológico vaya de la mano con el cuidado del entorno y la seguridad de sus habitantes.
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