Destacan la necesidad de donar sangre
Se realizan campañas de manera permanente para contar con unidades en reserva.

En el Hospital General “Dr. Salvador Chavarría Sánchez”, la demanda de sangre para transfusiones no se detiene. Es una necesidad constante que responde no solo al número de pacientes atendidos, sino a las condiciones sociales y de salud que caracterizan a la región. La sangre, un recurso vital para el tratamiento de múltiples enfermedades, operaciones y emergencias médicas, sigue siendo uno de los elementos más requeridos dentro de la atención hospitalaria. Sin embargo, la disponibilidad de donadores no siempre va a la par con las necesidades reales del hospital.
En esta institución médica, el Servicio de Transfusión de Sangre trabaja a diario para garantizar que todos los pacientes tengan acceso al suministro sanguíneo que requieren. Pero en muchos casos, se enfrentan a situaciones complejas que hacen más difícil cumplir con esta misión, sobre todo cuando los pacientes provienen de entornos vulnerables o no cuentan con una red de apoyo suficiente que les permita conseguir donadores. La doctora Sandra Ávila Quezada, jefa del servicio, ha explicado en múltiples ocasiones que las enfermedades crónicas y los tratamientos prolongados suelen ser los principales factores que agotan rápidamente las reservas.
A diferencia de las cirugías programadas, donde el hospital puede prever la necesidad de sangre y solicitar previamente la donación de familiares o voluntarios, existen pacientes que por sus condiciones sociales o médicas dependen casi exclusivamente de las donaciones altruistas para poder continuar con sus tratamientos. Un claro ejemplo de ello lo representan las personas en situación de migración, quienes llegan a la ciudad sin familiares ni vínculos que les permitan contar con un respaldo a la hora de enfrentar una emergencia médica. Muchos de ellos requieren atención inmediata y, en ocasiones, transfusiones urgentes que no pueden esperar.
Otra población que representa un reto para el banco de sangre es la de los adultos mayores en condición de abandono. Con frecuencia, se trata de personas que padecen enfermedades degenerativas o crónicas que exigen transfusiones continuas como parte de su tratamiento. Sin familiares cercanos o redes de apoyo, estos pacientes dependen en gran medida de la generosidad de donadores voluntarios. Si bien el hospital trabaja en coordinación con asociaciones civiles y campañas de concientización, la necesidad suele superar a la oferta.
Por otro lado, también se encuentran los pacientes con cáncer, quienes debido a la propia naturaleza de su enfermedad y a los efectos de tratamientos como la quimioterapia, requieren transfusiones frecuentes para mantener sus niveles óptimos de hemoglobina y plaquetas. En estos casos, el tiempo juega un papel fundamental, ya que retrasar una transfusión puede comprometer gravemente la salud del paciente y, en muchos casos, interrumpir el tratamiento. Esto representa un doble impacto: médico y emocional.
La escasez de donadores se intensifica durante temporadas específicas del año, como las vacaciones o los periodos de bajas temperaturas, cuando la afluencia de voluntarios disminuye drásticamente. A esto se suma el temor que aún existe en ciertos sectores de la población respecto al proceso de donación, a pesar de los múltiples esfuerzos de las autoridades sanitarias por desmentir mitos y promover una cultura de donación responsable. La realidad es que donar sangre es un proceso seguro, rápido y que puede salvar vidas, pero aún se enfrenta a la indiferencia o el desconocimiento.
En este contexto, el trabajo del Servicio de Transfusión se vuelve crucial no solo en la logística médica, sino también en la gestión social y humana del recurso. Parte de su función consiste en ubicar y redirigir las donaciones voluntarias hacia aquellos pacientes más vulnerables que no pueden contar con el respaldo de familiares o amigos. Es un equilibrio delicado, en el que se busca cubrir las necesidades inmediatas sin descuidar el suministro para los casos programados.
Es importante entender que la sangre no se fabrica ni se reemplaza por otro producto. Solo puede obtenerse a través de la voluntad de una persona sana que decida donar. Además, sus componentes tienen una vida útil limitada, por lo que mantener un banco de sangre en condiciones óptimas requiere un flujo constante y renovado de unidades. No se trata únicamente de juntar una gran cantidad de sangre en una sola campaña, sino de promover una cultura de donación habitual y permanente.
El hospital ha intentado implementar estrategias para aumentar las donaciones, desde campañas comunitarias hasta jornadas especiales en empresas, universidades y espacios públicos. Sin embargo, los resultados son fluctuantes, lo que demuestra que el verdadero cambio debe partir de una concientización más profunda en la sociedad. La sangre donada no tiene precio, pero sí un valor incalculable para quien la necesita.
En este sentido, el llamado se extiende a toda la población: ser donador es un acto de humanidad que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de alguien más. No se requiere una situación extraordinaria para tomar esta decisión, basta con estar sano, tener la disposición y entender que, en algún momento, cualquiera podría estar del otro lado de la camilla. Hoy es por otros; mañana podría ser por uno mismo o por un ser querido.
En resumen, la donación de sangre debe dejar de verse como un acto esporádico y convertirse en una responsabilidad compartida. Las instituciones de salud hacen su parte, pero sin el compromiso activo de la ciudadanía, los esfuerzos quedan limitados. La sangre sigue siendo una necesidad constante, silenciosa pero urgente, que puede aliviar el sufrimiento y, sobre todo, salvar vidas.
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