Dormir tarde eleva hasta 40% el riesgo de ansiedad y depresión, revela estudio

Dormir tarde con frecuencia no solo afecta los ciclos normales de sueño, sino que también puede aumentar considerablemente el riesgo de sufrir trastornos mentales.
Un estudio reciente publicado en Psychiatry Research mostró que quienes tienen hábitos nocturnos tienen entre un 20% y 40% más probabilidad de experimentar ansiedad o depresión.
La investigación evaluó los patrones de sueño de más de 73,000 adultos, agrupándolos según su preferencia: madrugadores, noctámbulos o intermedios. Los resultados revelaron que las personas que se consideran noctámbulas presentaban una mayor incidencia de problemas emocionales y trastornos psicológicos, en comparación con quienes mantienen horarios de sueño más tempranos o regulares.
Los especialistas advierten que la falta de sueño y la alteración de los ritmos circadianos afectan directamente el equilibrio de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, fundamentales para la regulación del estado de ánimo.
Además, el insomnio prolongado puede aumentar la actividad de la amígdala, una zona cerebral relacionada con la respuesta al estrés, favoreciendo así la aparición de síntomas de ansiedad y depresión.
Otro dato importante del estudio es que acostarse temprano se asocia con una mejor salud mental, ya que facilita una mayor estabilidad en los procesos cerebrales vinculados a la regulación emocional.
El impacto de trasnochar en la ansiedad
Acostarse tarde de forma habitual también puede alterar la estructura y función cerebral, afectando regiones clave en el control emocional. Además, eleva los niveles de cortisol —la hormona del estrés—, generando una sensación constante de tensión y agotamiento mental.
La falta crónica de sueño reduce la capacidad para enfrentar situaciones difíciles, aumentando la vulnerabilidad a la tristeza, el aislamiento y el desgaste emocional. También puede disminuir la participación en actividades sociales y físicas, que son esenciales para mantener una buena salud mental.
¿Cómo prevenir los efectos negativos del desvelo en la salud emocional?
Para reducir el riesgo de trastornos mentales asociados con malos hábitos de sueño, los expertos recomiendan establecer una rutina nocturna constante. Algunas de las estrategias más efectivas incluyen:
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Apagar dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse.
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Evitar cenas pesadas y el consumo de cafeína en la noche.
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Crear un ambiente oscuro y silencioso en el dormitorio.
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Practicar técnicas de relajación como la meditación o la lectura.
También es fundamental respetar los horarios de las comidas, ya que cenar muy cerca de la hora de dormir puede alterar los niveles de glucosa y afectar la producción de melatonina, la hormona que facilita un sueño reparador.
Dormir a una hora adecuada no solo es un hábito saludable, sino una herramienta clave para mantener el equilibrio emocional y prevenir problemas psicológicos a largo plazo.
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