Aunque dormir en el sillón puede parecer algo inofensivo, este hábito conlleva varios riesgos para la salud.
Desde molestias musculares hasta problemas en la calidad del sueño y el bienestar mental, los efectos negativos pueden acumularse con el tiempo. Aquí te explico las consecuencias de esta práctica que, aunque parezca simple, puede ser perjudicial.
Dolores musculares y mala postura
Los sillones no proporcionan el soporte adecuado para dormir, lo que puede causar contracturas, rigidez en el cuello, dolor lumbar y una mala alineación de la columna vertebral.
Sueño ligero y poco reparador
La postura incómoda, junto con la exposición a la luz y el ruido, disminuye la calidad del sueño. Esto impide alcanzar las fases profundas del descanso, provocando cansancio, irritabilidad y problemas para concentrarse.
Dificultades para respirar adecuadamente
Dormir semi sentado o de lado puede bloquear las vías respiratorias, fomentar los ronquidos y agravar condiciones como la apnea del sueño o enfermedades respiratorias.
Problemas de circulación en piernas y pies
Permanecer mucho tiempo con las piernas dobladas o sin movimiento dificulta la circulación sanguínea, lo que puede causar hinchazón, calambres o incluso trombosis venosa.
Impacto emocional y aumento del estrés
Un sueño deficiente afecta el estado de ánimo y la motivación. Además, dormir en el sillón como forma de evasión emocional puede indicar conflictos personales sin resolver.
Riesgo de caídas o lesiones durante la noche
Los sillones estrechos o reclinables incrementan la posibilidad de caídas durante el sueño, especialmente en adultos mayores o niños que pueden deslizarse o rodar mientras duermen.
Problemas digestivos y reflujo ácido
Dormir reclinado en lugar de acostado puede dificultar la digestión y favorecer el reflujo gástrico, sobre todo si se duerme poco tiempo después de una cena abundante.
Alteración del ritmo circadiano
Dormir en lugares con luz o ruido interfiere con el ciclo natural de sueño y vigilia, afectando la producción de melatonina y pudiendo provocar insomnio o fatiga crónica.
Disminución del rendimiento cognitivo
La falta de sueño profundo reduce la capacidad para concentrarse, recordar y tomar decisiones, lo que afecta el desempeño laboral o académico al día siguiente.