El azúcar de mesa, que está formada por sacarosa —una mezcla de glucosa y fructosa—, es un carbohidrato simple que se absorbe rápidamente y cuya única función es proporcionar energía, con un aporte de cuatro kilocalorías por gramo.
Aunque comúnmente se usa para endulzar alimentos y bebidas, carece de valor nutricional y su consumo excesivo puede afectar la salud, especialmente en personas con diabetes o con problemas dentales como las caries.
A diferencia del azúcar, los edulcorantes —ya sean naturales o sintéticos— son sustancias autorizadas por la Unión Europea (UE) para ofrecer sabor dulce sin aportar las mismas calorías. La UE ha aprobado 19 tipos de edulcorantes, muchos de los cuales no contienen calorías, aunque algunos, como los polialcoholes (por ejemplo, el xilitol), sí aportan calorías pero en un 60 % menos que el azúcar común.
Entonces, ¿es mejor consumir azúcar o un edulcorante? A continuación te explicamos las diferencias, riesgos y recomendaciones según la ciencia y las autoridades sanitarias.
El verdadero problema, según expertos, no es tanto el azúcar de mesa en sí, sino su consumo oculto en productos ultraprocesados como refrescos, bollería, kétchup, lácteos azucarados y golosinas. Esta ingesta excesiva contribuye al aumento de peso y al desarrollo de enfermedades metabólicas, lo que lleva a muchas personas a buscar en los edulcorantes una alternativa.
Aunque los edulcorantes son seguros cuando se consumen dentro de las dosis permitidas —no más de 2 mg por kilogramo de peso corporal, según la UE—, su uso debe ser moderado. Por ejemplo, algunos edulcorantes naturales, como el xilitol presente en chicles y caramelos sin azúcar, pueden causar efectos secundarios digestivos como diarrea si se consumen en exceso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aconsejado limitar el uso de edulcorantes sintéticos, no por razones de seguridad, sino porque no hay evidencia suficiente de que ayuden a perder peso. En realidad, una reducción efectiva de peso depende más de mantener una alimentación saludable y realizar actividad física regularmente que del tipo de endulzante que se utilice.
En casos específicos, como en personas con diabetes o con riesgo de caries, los edulcorantes, especialmente los que no aportan calorías, pueden ser una opción más adecuada que el azúcar. Sin embargo, su consumo no debe verse como una solución para prevenir enfermedades cardiovasculares u obesidad. Por ello, los especialistas recomiendan una orientación nutricional personalizada para lograr una dieta equilibrada.