El 2025 podría cerrar con cifras históricamente bajas en atención a niñez migrante
Durante agosto se registro el segundo mes consecutivo en el que no reciben a ni un solo menor.

Por segundo mes consecutivo, el albergue Casa YMCA en Piedras Negras no ha recibido a ningún menor migrante, una situación que refleja de manera directa el impacto de las políticas migratorias impulsadas desde el Gobierno federal de los Estados Unidos y los cambios operativos en los flujos migratorios que afectan particularmente a los menores no acompañados.
De acuerdo con Ángel Ávila, responsable del albergue, en los primeros días de septiembre no se ha registrado ingreso alguno, lo cual da continuidad a la tendencia observada durante todo el mes de agosto, cuando tampoco se atendieron casos de menores. Esta baja en la recepción de menores migrantes marca una diferencia notable en comparación con años anteriores, y posiciona al 2025 como uno de los años con menos atenciones desde la apertura del centro.
Durante los primeros ocho meses del año, Casa YMCA ha recibido únicamente 94 menores, una cifra considerablemente baja si se toma en cuenta que en años anteriores la atención anual rondaba entre los 300 y 500 casos, dependiendo de las circunstancias migratorias del momento.
Impacto de las políticas migratorias
El descenso drástico en la llegada de menores migrantes está estrechamente relacionado con los cambios en las políticas migratorias de Estados Unidos, particularmente con el reforzamiento de medidas en la frontera, la aplicación de restricciones más estrictas para solicitantes de asilo, y el endurecimiento de los controles para el ingreso de menores no acompañados.
Si bien estas políticas han sido justificadas en algunos sectores como medidas de control y seguridad, también han generado preocupaciones en organizaciones de derechos humanos por el posible incremento de casos invisibilizados o situaciones de riesgo para menores que no logran ingresar al sistema de protección oficial, como el que brinda Casa YMCA.
Asimismo, factores como la militarización de la frontera, la expulsión exprés bajo ciertos esquemas legales y la coordinación binacional para frenar caravanas migrantes desde el sur del país, han contribuido a modificar la ruta tradicional de migración infantil, haciendo que muchos menores opten por no cruzar o buscar rutas más peligrosas y aisladas, fuera del alcance de las instituciones de protección.
Un espacio preparado, pero sin menores
A pesar de no estar recibiendo casos en este momento, Casa YMCA mantiene su operatividad y preparación logística, con instalaciones listas y personal capacitado para actuar ante cualquier eventualidad. El albergue, con capacidad para brindar alojamiento, alimento, atención médica, psicológica y acompañamiento legal a menores migrantes, continúa funcionando bajo estándares de calidad y protocolos internacionales.
La disminución en la atención no ha significado un cese de actividades. El equipo directivo y operativo del albergue se ha enfocado en la elaboración de nuevos proyectos comunitarios, con el objetivo de fortalecer el tejido social y promover la participación ciudadana, especialmente en temas de migración, derechos humanos y solidaridad.
Nuevas estrategias y enfoque social
Según detalló Ángel Ávila, independientemente del flujo de menores, el equipo de Casa YMCA ha iniciado una reconfiguración de su actividad institucional, promoviendo el diseño de actividades que integren a la comunidad. Estos proyectos están enfocados en la sensibilización sobre temas migratorios, la capacitación de voluntarios, la colaboración con escuelas locales y la creación de redes de apoyo.
En este sentido, Casa YMCA no solo busca ser un refugio temporal para menores migrantes, sino también un actor activo en la transformación social, educando y sensibilizando a la población sobre el fenómeno migratorio infantil y sus múltiples dimensiones. La idea es no depender únicamente del flujo de casos para justificar su existencia, sino extender su impacto hacia la comunidad en general.
Los proyectos en diseño contemplan la realización de talleres, actividades culturales, foros comunitarios y jornadas de integración, con la participación de jóvenes, familias y colectivos que trabajan por la niñez y la movilidad humana.
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