El consumo excesivo de alcohol se relaciona con el daño cerebral y un mayor riesgo de demencia

Un estudio reciente revela que el consumo excesivo de alcohol incrementa el riesgo de desarrollar lesiones cerebrales asociadas con problemas de memoria y pensamiento.
Las personas que consumen ocho o más bebidas alcohólicas a la semana tienen un mayor riesgo de desarrollar arteriolosclerosis hialina, una condición en la que las pequeñas arterias que suministran sangre al cerebro se engrosan y se estrechan, dificultando el flujo sanguíneo y, con el tiempo, dañando el cerebro, indicaron los investigadores en la edición del 9 de abril de la revista Neurology. Esta afección se manifiesta como lesiones o áreas de tejido cerebral dañado.
“El consumo excesivo de alcohol es un problema de salud global importante que está relacionado con el aumento de enfermedades y muertes”, destacó Alberto Fernando Oliveira Justo, investigador principal del estudio en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, Brasil. “Nuestros hallazgos muestran que el alcohol en exceso perjudica al cerebro, lo que puede ocasionar problemas de memoria y pensamiento”, añadió Justo en un comunicado de prensa.
En este estudio, los investigadores examinaron autopsias cerebrales de casi 1,800 personas que fallecieron a una edad promedio de 75 años. Las autopsias buscaron señales de daño cerebral, incluidas las formaciones de ovillos de tau, asociadas con la enfermedad de Alzheimer, y casos de arteriolosclerosis hialina.
Los familiares de los fallecidos proporcionaron información sobre sus hábitos de consumo de alcohol, y los investigadores compararon esos datos con el estado cerebral de cada persona.
Definieron una bebida como aquella que contiene 14 gramos de alcohol, lo cual equivale aproximadamente a 12 onzas de cerveza, 5 onzas de vino o 1.5 onzas de licor destilado.
Los resultados mostraron que los bebedores empedernidos tenían un 133% más de probabilidades de sufrir lesiones cerebrales que aquellos que nunca bebieron. Asimismo, aquellos que solían ser bebedores empedernidos tuvieron un 89% más de probabilidades de sufrir lesiones cerebrales, y los bebedores moderados (que consumían siete o menos bebidas a la semana) mostraron un riesgo 60% mayor, según los investigadores.
Los bebedores empedernidos también presentaron un 41% más de probabilidad de desarrollar ovillos de tau, en comparación con los no bebedores. Además, el consumo excesivo de alcohol en el pasado se vinculó con un encogimiento del cerebro y un deterioro en las capacidades cognitivas.
Por último, los bebedores empedernidos fallecieron, en promedio, 13 años antes que los que nunca bebieron.
“Encontramos que el consumo excesivo de alcohol está directamente relacionado con señales de daño cerebral, lo que puede provocar efectos a largo plazo en la salud cerebral, afectando la memoria y las capacidades cognitivas”, afirmó Justo. “Comprender estos efectos es esencial para concienciar sobre la salud pública y continuar implementando medidas preventivas para reducir el consumo excesivo de alcohol”.
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