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El hierro, esencial para el desarrollo cerebral y la inmunidad

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
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Aunque en las últimas décadas se han logrado avances significativos en la alimentación, aún hay millones de personas en pleno siglo XXI que sufren deficiencias nutricionales que afectan su desarrollo físico, mental y social en diferentes partes del mundo.

La carencia de hierro es la más frecuente y persistente, afectando a aproximadamente una de cada tres personas a nivel global.

Esta problemática, que suele quedar fuera de las discusiones públicas sobre salud, representa un riesgo grave especialmente para mujeres y niños. Sus consecuencias incluyen desde un cansancio constante y bajo rendimiento intelectual, hasta complicaciones serias durante el embarazo y en los primeros años de vida.

Un informe reciente de Science Focus señala que, aunque hay alimentos ricos en hierro disponibles, la deficiencia persiste y empeora en comunidades vulnerables, lo que ha generado un debate intenso sobre las mejores formas de prevenir, diagnosticar y tratar esta condición.

La anemia por deficiencia de hierro puede causar fatiga, disminución en el rendimiento intelectual y graves problemas en embarazos e infancia.

Este es un problema global que afecta transversalmente, como indica una revisión publicada en The Lancet Haematology. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la anemia —en su mayoría causada por la falta de hierro— afecta al 31% de las mujeres en edad fértil y al 36% de las embarazadas. En niños menores de cinco años, la cifra alcanza el 40%.

La situación es aún más alarmante en países africanos, donde un análisis del experto en nutrición Michael Zimmermann, de la Universidad de Oxford, indica que el 70% de los bebés entre 6 y 12 meses padecen anemia por deficiencia de hierro.

Esta condición responde a necesidades fisiológicas específicas: las mujeres que menstrúan pierden hierro mensualmente, las embarazadas requieren más para el desarrollo del bebé y la placenta, y los niños necesitan para su rápido crecimiento y maduración cerebral. Las adolescentes, que experimentan ambos procesos, son el grupo de mayor riesgo.

El hierro es vital para formar hemoglobina y transportar oxígeno en la sangre. Su falta produce anemia, que se manifiesta con síntomas como cansancio, palidez, dificultad para respirar y palpitaciones.

Además, durante el embarazo, la deficiencia puede provocar parto prematuro, bajo peso al nacer, mayor mortalidad materna y fetal, y afecta el desarrollo cerebral del bebé.

En la infancia, la falta de hierro se traduce en retrasos en el crecimiento, dificultades motoras y cognitivas, además de impactos emocionales y sociales prolongados. Los niños con anemia suelen ser menos felices y enfrentar más problemas sociales y escolares.

En adultos, esta deficiencia es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. Zimmermann afirmó en entrevista con la BBC que “es un problema global grave, común, que no se soluciona rápido y causa mucha discapacidad”.

El diagnóstico se realiza con análisis de sangre, donde la ferritina es el principal marcador para evaluar las reservas de hierro en el cuerpo. Según una revisión de Ashley Benson y Jamie Lo citada por Science Focus, medir la ferritina es clave para decidir cuándo intervenir, recomendando pruebas rutinarias en mujeres embarazadas y niños pequeños debido a sus altas necesidades.

La prevención comienza con una dieta equilibrada y rica en hierro, incluyendo legumbres, verduras de hoja verde, frutos secos y cereales fortificados. En quienes consumen carne, se recomienda moderar la carne roja según guías internacionales.

La absorción del hierro de origen vegetal mejora cuando se acompaña de vitamina C (como en cítricos, tomate y fresas), mientras que bebidas con polifenoles como té y café dificultan su aprovechamiento y deben evitarse durante las comidas principales.

La American Academy of Pediatrics aconseja que los lactantes entre 6 y 12 meses reciban 11 mg de hierro al día; niños pequeños, 7 mg; y entre 4 y 8 años, unos 10 mg. Para bebés alimentados exclusivamente con leche materna, se recomienda suplementar hierro a partir de los 4 meses.

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