La exposición al humo de incendios forestales podría hacer que algunas personas sean más vulnerables a enfermedades al alterar el funcionamiento de su sistema inmunológico, según un estudio reciente.
La investigación, publicada en Nature Medicine, sugiere que el humo afecta el sistema inmune a nivel celular.
Los participantes expuestos al humo presentaron un aumento de células inmunitarias de memoria, que ofrecen defensa a largo plazo, además de marcadores biológicos asociados con mayor inflamación y actividad del sistema inmune. Asimismo, se observaron cambios en decenas de genes vinculados con condiciones como alergias y asma.
“Sabíamos que el humo estaba relacionado con problemas respiratorios, cardíacos, neurológicos y en el embarazo, pero no entendíamos del todo el mecanismo”, explicó la Dra. Kari Nadeau, profesora de salud ambiental en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard. “Este estudio ayuda a llenar ese vacío, lo que permitirá a médicos y responsables de salud pública enfrentar mejor la creciente amenaza de incendios forestales cada vez más difíciles de controlar”.
El humo contiene múltiples sustancias nocivas: partículas contaminantes diminutas, productos químicos persistentes como los PFAS, metales pesados y gases tóxicos, además de compuestos cancerígenos, señalaron los investigadores.
Para analizar su impacto, se tomaron muestras de sangre de 31 personas (entre bomberos y civiles expuestos al humo) y se compararon con las de 29 individuos sin exposición.
Los análisis revelaron que quienes estuvieron en contacto con el humo presentaban más células inmunológicas afectadas por metales tóxicos como el mercurio y el cadmio. También se identificaron alteraciones en 133 genes relacionados con alergias y asma, junto con señales de inflamación y activación inmunológica.
“Nuestros resultados muestran que el sistema inmune es sumamente sensible a factores ambientales como el humo, incluso en personas sanas”, señaló la Dra. Mary Johnson, investigadora en salud ambiental de la Escuela Chan.
Comprender estos mecanismos podría ayudar a detectar de forma más temprana los daños inmunológicos por exposición al humo, y en el futuro, podría dar lugar a terapias para reducir o evitar por completo los efectos en la salud provocados por el humo y otros contaminantes.
Además, este conocimiento permitiría a las autoridades de salud diseñar mejores estrategias para proteger a la población durante la temporada de incendios.
“Al entender con mayor precisión cómo el humo afecta al organismo, podríamos fortalecer las campañas de concientización sobre sus peligros y la importancia de cumplir con las evacuaciones durante los incendios”, agregó Nadeau. “También es posible que tengamos que reevaluar los niveles de exposición al humo que consideramos seguros”.