El impacto del T-MEC en los agronegocios de México

Los principales logros del T-MEC para México ha sido la preservación del acceso al mercado estadounidense, más del 78% de las exportaciones van al país.
A casi cinco años de la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el sector agroalimentario mexicano ha experimentado transformaciones profundas. Desde la reconfiguración de cadenas de suministro hasta el fortalecimiento de estándares laborales y sanitarios, los agronegocios mexicanos enfrentan hoy un entorno más exigente pero también más prometedor.
El T-MEC, que sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en julio de 2020, introdujo nuevas disposiciones que van más allá del intercambio de productos. En el sector agrícola, uno de los pilares tradicionales de las relaciones comerciales trilaterales, las modificaciones han sido significativas.
Estándares sanitarios y retos regulatorios
Sin embargo, el tratado también impone nuevas exigencias sanitarias, fitosanitarias y de etiquetado, particularmente en lo relacionado con la trazabilidad y seguridad alimentaria. Esto ha obligado a los productores mexicanos, especialmente a los pequeños y medianos, a invertir en infraestructura, capacitación y certificaciones internacionales. Asimismo, los procedimientos de inspección se han vuelto más estrictos. Algunos productores de hortalizas en Sinaloa y Michoacán han reportado retrasos y devoluciones de mercancía por detalles menores, genera pérdidas económicas.

Implicaciones laborales y sociales
Uno de los aspectos más polémicos del T-MEC ha sido el capítulo laboral, que busca asegurar condiciones justas y dignas para los trabajadores agrícolas. Esto ha traído consigo mayor escrutinio sobre las condiciones laborales en los campos mexicanos, así como presión internacional para erradicar el trabajo infantil, mejorar salarios y ofrecer seguridad social. El gobierno mexicano ha respondido con programas de inspección y apoyos a empresas del sector primario, pero los recursos son limitados. La falta de regularización laboral histórica en muchas zonas rurales sigue siendo un obstáculo.

Competitividad y oportunidades de crecimiento
Pese a estos retos, el T-MEC también representa una enorme oportunidad de expansión para los agronegocios mexicanos, especialmente en productos con valor agregado y en nichos como los orgánicos, los funcionales y los gourmet. Además, la cercanía geográfica y la complementariedad estacional con Estados Unidos permiten que México siga siendo un socio estratégico en la seguridad alimentaria de América del Norte. Un ejemplo del crecimiento lo representa el sector de frutas rojas, cuyas exportaciones aumentaron más de 15% entre 2020 y 2023.

El futuro: regionalización y valor agregado
Mirando hacia el futuro, expertos advierten que los agronegocios deben diversificar mercados y elevar el valor agregado de sus productos. La dependencia casi exclusiva del mercado estadounidense es un riesgo latente ante los vaivenes políticos y económicos. Además, el cumplimiento de normas del T-MEC puede servir como plataforma para ingresar a mercados exigentes como la Unión Europea y Asia.
El T-MEC ha marcado un nuevo capítulo para los agronegocios en México. Si bien los desafíos son importantes, las oportunidades también lo son. Los agronegocios mexicanos están llamados a evolucionar o quedar rezagados.

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