El Síndrome del Comedor Nocturno: un trastorno alimentario emergente

El Síndrome del Comedor Nocturno (Night Eating Syndrome, NES) es un trastorno alimentario cada vez más reconocido por los especialistas en salud mental, que ha llamado la atención debido a sus efectos perjudiciales sobre el sueño, el peso corporal y el bienestar emocional.

Aunque aún no está incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), su aumento en casos ha generado inquietud en el ámbito médico, especialmente por su estrecha vinculación con la obesidad, el estrés y los problemas de sueño.

Este síndrome se caracteriza por una ingesta excesiva de calorías durante la noche, con episodios de alimentación que pueden incluso interrumpir el descanso. Las personas con NES suelen presentar anorexia matutina —es decir, falta de apetito al despertar— y consumen la mayor parte de sus calorías diarias después de la cena, a menudo durante la madrugada.

Comer en la noche: síntomas, causas y riesgos del NES
Uno de los principales indicios del Síndrome del Comedor Nocturno es un patrón alimentario alterado, donde los afectados pueden ingerir más del 50 % de sus calorías diarias en la noche, lo cual contradice las recomendaciones nutricionales comunes, que sugieren distribuir la alimentación en cinco comidas diarias, con desayuno y comida como las más importantes.

Los síntomas más frecuentes del NES incluyen:

• Anorexia matutina: poco o ningún apetito al despertar.

• Hiperfagia nocturna: consumir al menos el 25 % de las calorías diarias después de la cena, especialmente carbohidratos.

• Problemas de sueño: despertares frecuentes con necesidad urgente de comer, al menos tres veces por semana.

Estos patrones generan un desequilibrio metabólico que puede favorecer el sobrepeso, desajustes hormonales y alteraciones en el ritmo circadiano, afectando tanto la salud física como la mental.

Factores que influyen en el Síndrome del Comedor Nocturno
Aunque todavía se estudian las causas exactas de este trastorno, las investigaciones sugieren que una disfunción neuroendocrina es una causa probable. Se han encontrado alteraciones en hormonas como el cortisol —que está elevado en la noche—, además de desequilibrios en la melatonina y la leptina, todas involucradas en la regulación del apetito y el ciclo de sueño-vigilia.

El estrés durante la noche parece ser uno de los principales desencadenantes. También influyen factores ambientales, culturales y genéticos que podrían aumentar la vulnerabilidad al NES. Además, se ha documentado que está asociado con trastornos de ansiedad y depresión, que a menudo llevan a comer de forma impulsiva como mecanismo para aliviar emociones.

Tratamiento integral para un trastorno complejo
Para tratar el Síndrome del Comedor Nocturno es necesario un abordaje multidisciplinario. Los especialistas recomiendan una intervención conjunta que incluya dietistas, endocrinólogos y psicólogos o psiquiatras.

El dietista se encarga de diseñar un plan alimenticio adecuado a los hábitos y necesidades del paciente.

El endocrinólogo supervisa el manejo de las hormonas relacionadas con el apetito y el metabolismo.

El psicólogo trabaja en el control emocional y la modificación de conductas a través de terapias como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), la Terapia de Aceptación y Compromiso o el mindfulness.

En casos más severos, puede ser necesario el uso de medicamentos, como los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS), que han mostrado eficacia para reducir los síntomas.

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