Elejercicio “indoor” que transforma la salud cardiovascular y acelera la reducción de grasa corporal
Un análisis detallado sobre las ventajas del ciclismo indoor ha mostrado efectos positivos en varios aspectos de la salud.
Un estudio conjunto realizado por las universidades de Extremadura y Murcia, que revisó investigaciones publicadas hasta enero de 2019, concluyó que esta actividad física puede ser muy útil tanto para mejorar la condición física como para la rehabilitación.
Los resultados indicaron que el ciclismo indoor, ya sea practicado de manera aislada o junto con una dieta o ejercicios adicionales, contribuye de forma notable a mejorar la salud cardiovascular y metabólica.
El estudio, que siguió las normas PRISMA para revisiones sistemáticas, incluyó 13 investigaciones con un total de 372 participantes, de los cuales 306 eran mujeres.
Entre los beneficios observados, se encontró que el ciclismo indoor puede aumentar el consumo máximo de oxígeno (VO2max) entre un 8% y un 10.5%, disminuir la presión arterial sistólica y diastólica, y mejorar los niveles de lípidos en sangre, sobre todo cuando se acompaña de una alimentación adecuada.
Asimismo, se registró una reducción en la masa grasa corporal y un incremento en la masa muscular, lo que evidencia su utilidad para el control del peso.
Las sesiones de ciclismo indoor suelen incluir cambios en la postura, el ritmo musical y la cadencia, lo que permite a los instructores adaptar la intensidad según la condición física de cada persona, maximizando beneficios y reduciendo riesgos de lesiones.
No obstante, se identificaron riesgos como la fatiga muscular y la técnica deficiente, especialmente en quienes tienen poca experiencia o están en menor forma física.
Respecto al perfil lipídico, combinar el ciclismo indoor con una dieta adecuada resulta especialmente efectivo para elevar el colesterol HDL (“bueno”) y reducir el LDL (“malo”), triglicéridos y colesterol total.
Por ejemplo, en uno de los estudios, participantes con síndrome metabólico experimentaron una reducción significativa de triglicéridos y colesterol total tras 24 semanas de intervención combinada, mientras que los protocolos sin cambios en la dieta mostraron menores beneficios.
Otro hallazgo resaltó que programas de al menos 12 semanas lograron descensos importantes en la presión arterial, particularmente en personas con síndrome metabólico.
Por otro lado, un estudio de la Universidad de Nottingham Trent examinó el efecto de hacer ejercicio en bicicleta estática en ayunas por la tarde, encontrando que aumenta la quema de grasa en un 70%, con un gasto calórico diario menor. Sin embargo, se notó una leve disminución en el rendimiento y la motivación, lo que podría afectar la continuidad de la práctica.
En otro contexto, investigadores de la Universidad de Clemson evaluaron el uso de estaciones de trabajo activas con bicicletas estáticas integradas en estudiantes universitarios. Tras diez semanas, quienes pedaleaban mientras estudiaban mostraron mejor calidad de sueño sin afectar su rendimiento académico, sugiriendo que esta alternativa podría contrarrestar los efectos negativos del sedentarismo.
A pesar de estos beneficios, las universidades de Extremadura y Murcia señalaron limitaciones en la calidad de la evidencia, ya que muchos estudios no fueron ensayos controlados aleatorios, lo que limita la posibilidad de generalizar los resultados.
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