El incremento excesivo de glucosa en la sangre, conocido como hiperglucemia, puede desarrollarse sin presentar señales visibles, pero sus consecuencias pueden ser graves para órganos esenciales del cuerpo. Así lo señaló Sergio Alberto Mendoza Álvarez, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, durante una entrevista con UNAM Global.
Cuando los niveles de glucosa en ayunas sobrepasan los 100 miligramos por decilitro, se considera que el cuerpo está en un estado anormal. Si el organismo no produce suficiente insulina —la hormona que el páncreas genera para ayudar a que el azúcar entre en las células—, la glucosa permanece en el torrente sanguíneo, dejando de ser una fuente de energía y convirtiéndose en un factor perjudicial.
¿Qué ocurre cuando el azúcar en sangre se eleva demasiado? Después de ingerir alimentos, los carbohidratos se descomponen y se transforman en glucosa durante el proceso digestivo. Esta glucosa entra al flujo sanguíneo y, en condiciones normales, la insulina facilita su distribución a las células del cuerpo. Sin embargo, en personas con resistencia a la insulina o producción insuficiente, este proceso se ve alterado.
Como consecuencia, el exceso de glucosa provoca inflamación en los vasos sanguíneos y daños en órganos como el corazón, el cerebro, los riñones y los ojos. Esta condición persistente puede derivar en complicaciones graves como el pie diabético, daño en el hígado, enfermedades cardiovasculares e incluso infartos.
Síntomas graves y riesgos extremos En situaciones más severas, los niveles de glucosa pueden alcanzar entre 250 y 600 miligramos por decilitro o más, provocando un estado conocido como coma diabético. Este cuadro agudo suele presentarse con síntomas como dificultad para respirar, deshidratación extrema causada por la eliminación excesiva de orina, y desequilibrios de minerales esenciales como potasio y calcio, lo que incrementa notablemente el riesgo de muerte.
Prevención: la mejor estrategia Mendoza Álvarez subraya la importancia de la prevención. Aquellos con antecedentes familiares de diabetes deben prestar especial atención a sus hábitos, mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y vigilar sus niveles de glucosa.
El tratamiento para la hiperglucemia o la diabetes tipo 2 incluye tanto opciones médicas como cambios en el estilo de vida. Entre estos últimos, es fundamental moderar el consumo de carbohidratos. Aunque algunos alimentos no sean dulces al gusto, se convierten en glucosa al ser digeridos. Ejemplos incluyen tortillas, pan, pasta, harinas, frutas y bebidas azucaradas como los refrescos.
Una combinación de alimentación saludable, actividad física constante y control médico puede ayudar a mantener la glucosa en niveles adecuados y disminuir de forma significativa el riesgo de complicaciones graves
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