Entrevista con Andrés De Hoyos Rocha

A sus 30 años, Andrés De Hoyos Rocha ha convertido su curiosidad por las computadoras en una carrera sólida dentro del sector tecnológico. Originario de Piedras Negras, Coahuila, este joven ingenioso forma parte del equipo de Fujikura, donde su pasión por la programación impulsa la eficiencia y modernización industrial.
—¿Andrés, podrías contarme un poco sobre tus orígenes y tu formación académica? “Soy originario de Piedras Negras, Coahuila. Desde muy joven me interesaron las computadoras y todo lo relacionado con la tecnología. Estudié la carrera de Tecnologías de la Información y Comunicación en la Universidad Tecnológica del Norte de Coahuila, donde descubrí que la programación era lo que realmente me apasionaba.”
—¿Por qué decidiste estudiar Tecnologías de la Información y Comunicación? “Siempre me gustó ‘moverle’ a las computadoras. Me resultaba fácil entender cómo funcionaban los programas y sistemas, así que decidí enfocarme en algo que no solo me gustara, sino que también me ofreciera muchas oportunidades laborales a futuro.”
—¿Qué fue lo más complicado durante tu etapa universitaria? “Lo más desafiante fue adaptarme a los proyectos de programación más avanzados. A veces los tiempos eran muy cortos y los errores, inevitables. Pero aprendí que cada fallo es una oportunidad de mejora. La presión me ayudó a organizarme y ser más preciso.”
—¿Hubo alguna experiencia o persona que marcara tu formación profesional? “Sí. Cuando tenía un trabajo de medio tiempo en Grupo MH conocí a un compañero que me enseñó una forma de programar mucho más práctica. Gracias a eso pude simplificar procesos y aprovechar mejor mi tiempo durante la universidad. Fue una enseñanza que sigo aplicando hasta hoy.”
—¿En qué empresas has trabajado desde que egresaste? “Comencé en Contacto Eléctrico (EKM), donde pude aplicar mis primeros conocimientos en el área técnica. Actualmente trabajo en Fujikura, una empresa con operaciones globales, donde he tenido la oportunidad de desarrollar sistemas más complejos y seguir creciendo profesionalmente.”
—¿Cuál ha sido tu proyecto más importante hasta ahora? “El sistema de trazabilidad de producción que se utiliza en Fujikura. Fue un reto grande porque implicaba coordinar distintos procesos y garantizar que la información fluyera correctamente. Verlo funcionar y saber que contribuye al buen desempeño de la planta fue una gran satisfacción.”
—¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo? “Disfruto mucho programar. Me gusta estar frente a la computadora, resolver problemas y escuchar música mientras trabajo. Es una combinación que me relaja y me permite concentrarme por completo.”
—¿Qué parte consideras más retadora o demandante de tu profesión? “Lo más complicado es mantenerse actualizado. La tecnología avanza a un ritmo impresionante, y los sistemas cambian constantemente. Siempre hay algo nuevo que aprender, ya sea un lenguaje de programación, una herramienta o una metodología distinta.”
—¿Cuál ha sido el reto más grande en tu carrera laboral? “Desarrollar un sistema que se comunicara directamente con un PLC (Controlador Lógico Programable). Fue un desafío porque no tenía experiencia previa en esa área. Tuve que investigar, probar y corregir varias veces hasta lograr que funcionara correctamente.”
—¿Cómo logras mantenerte actualizado en un campo que cambia tan rápido como la tecnología? “Los mismos requerimientos de los usuarios me obligan a aprender. Cada nuevo sistema que se solicita implica estudiar nuevas formas de programar o integrar herramientas. Es una capacitación constante, y eso es precisamente lo que mantiene el trabajo interesante.”
—¿Qué aprendizajes o valores te ha dejado tu experiencia profesional? “Me ha enseñado a tener disciplina, paciencia y mucha curiosidad. La tecnología no se domina de un día para otro. Hay que tener la disposición de aprender siempre y entender que cada reto tiene una solución si se busca con inteligencia.”
—¿Cómo te visualizas en los próximos años dentro del mundo tecnológico? “Me gustaría seguir desarrollando sistemas más avanzados, especialmente con inteligencia artificial. Creo que la IA va a revolucionar la forma en que trabajamos, y quiero ser parte de esa transformación. Me visualizo liderando proyectos que aporten valor real a las empresas.”
—¿Qué consejo le darías a los jóvenes que están considerando estudiar esta carrera? “Les diría que no se desanimen si al principio parece difícil. Es una carrera con mucha proyección y poca competencia, lo que puede abrirles muchas puertas. Si aprovechan sus estancias profesionales y demuestran compromiso, las oportunidades llegarán por sí solas.”
—¿Qué te motiva a seguir creciendo profesionalmente? “Me motiva el deseo de superarme, de aprender algo nuevo cada día. También me impulsa saber que mi trabajo tiene un impacto directo en la productividad de la empresa. Cuando algo que desarrollé mejora un proceso, me siento realmente satisfecho.”
—¿Realizas algún deporte o actividad fuera del trabajo? “Sí, voy al gimnasio. Es una forma de liberar el estrés del día y mantenerme activo. Me ayuda mucho a equilibrar la mente y el cuerpo.”
—¿Qué haces para mantener el equilibrio entre tu vida laboral y personal? “El trabajo tiene su horario establecido. Cuando salgo, dejo los pendientes de la oficina atrás y me concentro en mis actividades personales. Ese equilibrio me permite rendir mejor y mantener una buena salud mental.”
—Desde tu perspectiva, ¿qué avances tecnológicos transformarán más nuestra vida en los próximos años? “La inteligencia artificial y la robótica van a transformar todo. Desde la manera en que se fabrican los productos hasta la forma en que interactuamos con las máquinas. Creo que lo que hoy parece futurista, pronto será parte de nuestra vida diaria.”
Con una mentalidad enfocada en la innovación y la mejora constante, Andrés De Hoyos Rocha representa a una generación de jóvenes programadores que están transformando la industria desde dentro. Su historia es prueba de que la curiosidad, la disciplina y la pasión por aprender pueden convertir un gusto personal en una carrera de impacto real. En un mundo donde la tecnología avanza sin pausa, él tiene claro su rumbo: seguir creciendo al mismo ritmo que el futuro.
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