Entrevista con Elia Guadalupe Lieja Garza

'No pedimos lujos, pedimos atención y humanidad a pacientes con cáncer'.
Elia Guadalupe Lieja Garza, de 41 años, vive en la colonia Santa Bárbara de Monclova. Madre de cuatro hijos y diagnosticada con cáncer de mama desde diciembre de 2024, enfrenta el reto de recibir su tratamiento de quimioterapia mientras alza la voz contra la indiferencia institucional. Pide que se frene el traslado la atención oncológica a otra clínica más lejana, pues eso significaría más gastos, desgaste físico y abandono de pacientes que no podrían costear el traslado.
¿Elia, cómo ha sido este proceso desde que recibiste tu diagnóstico?
"Pues no ha sido nada fácil. Yo tengo alrededor de ocho meses con la enfermedad, me lo detectaron en diciembre, y desde entonces estoy en tratamiento. Llevo ocho quimioterapias, cada una cada 21 días, y me las ponen por la vena. Cuando recibí la noticia, sentí que era una sentencia de muerte, pero gracias a mis amigas, a mi familia y, sobre todo, a Dios, he podido seguir adelante. No es un camino sencillo, ni física ni emocionalmente."
¿Qué significa para ti vivir con cáncer en Monclova en cuanto a las desventajas del sector salud?
"Significa luchar todos los días, no solo contra la enfermedad, sino contra las barreras que hay en el sistema de salud. Aquí hay muchas personas que no tienen recursos para trasladarse a otro lugar a recibir atención, y eso lo hace todo más difícil. Después de una quimio uno sale débil, agotado, y no siempre puede ir sola; siempre se necesita un acompañante. Muchas personas dependen del transporte público y eso implica más gastos y más riesgo. En lugar de apoyarnos, pareciera que nos ponen más obstáculos."
Mencionas obstáculos, ¿te refieres al cambio de clínica que se ha planteado?
"Sí. A nosotros nos están cambiando de la Clínica 7, que es donde nos han atendido siempre, a la Clínica 86. Y ese cambio no tiene justificación clara. Yo siento que lo hacen porque quieren, sin considerar las consecuencias. La nueva clínica está más lejos, y eso significa que muchas personas no podrán ir. No todos tenemos carro, y para quienes vivimos en colonias alejadas, el transporte y el tiempo son problemas serios. Si ya de por sí es difícil llegar a nuestras citas, imagínese más lejos."
¿Qué impacto tiene para ti y tus compañeras ese cambio?
"Es un golpe muy fuerte. Después de la quimio quedamos débiles, y un traslado más largo sería agotador. Además, se incrementan los gastos de transporte y alimentación para quienes vienen de comunidades cercanas o de otras colonias. Eso puede hacer que algunos pacientes decidan no ir a su tratamiento, y eso significa arriesgar su vida. No pedimos lujos, pedimos que nos mantengan donde estamos y que mejoren las instalaciones, no que nos alejen de ellas."
Como paciente, ¿sientes que las autoridades los han escuchado?
"La verdad, no. Muchas veces nos sentimos abandonadas. La sociedad y las autoridades no saben lo que es vivir esto, y por eso se vuelven insensibles. Nos gustaría que realmente nos vieran y entendieran lo que significa para nosotros cada cambio y cada decisión que toman sobre nuestra atención médica."
¿Han considerado alguna forma de protestar o manifestarse?
"Sí, si es necesario, lo vamos a hacer. Si no nos escuchan, podríamos manifestarnos afuera de la Clínica 7 para que nos vean y nos tomen en cuenta. No queremos pleito, solo queremos que nos dejen donde siempre hemos estado y que mejoren las condiciones. Creemos que hay áreas menos riesgosas que podrían reubicarse en lugar del área oncológica."
En lo personal, ¿cómo has enfrentado este proceso con tu familia?
"Tengo cuatro hijos: uno de 25, otro de 19, uno de 17 y un niño de 4 años. Mis hijas y mis hermanas han sido mi mayor apoyo, junto con mis compañeras que también tinten cáncer, que han estado conmigo desde el inicio. Ellos me acompañan a las quimios y me ayudan en lo que pueden. La enfermedad no solo la vive el paciente, también la vive la familia."
¿Tienes esperanza de superar el cáncer?
"Sí, claro que sí. Creo firmemente que primero Dios voy a salir adelante. No ha sido fácil, pero cada día es una oportunidad de seguir luchando. Mi meta es curarme, ver crecer a mis hijos y que mi testimonio sirva para que otros pacientes también luchen y no se rindan, que no dejen de exigir que sus derechos se respeten."
¿Cuál es tu mensaje para las autoridades de salud en Monclova?
"Que sean humanos. Que nos vean como personas y no como números. Que entiendan que cualquier decisión que tomen sobre nuestra atención médica tiene consecuencias reales y graves para nuestras vidas. No pedimos lujos ni privilegios, pedimos condiciones dignas para recibir nuestro tratamiento."
Entrevista: La entrevista con la Dra. Maria Cepeda Jordan
“La dedicación y la pasión por lo que haces son la clave para transformar vidas, tanto de tus pacientes como la tuya propia.” Soy originaria de Múzquiz, un lugar que siempre ha sido fundamental en mi vida. Nací el 13 de marzo de 1994, por lo que actualmente tengo 31 años. -- leer más
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