Entrevista con Mónica Elizabeth Garza Fermines

“Un tropiezo no define el camino, sino la forma en que decidimos levantarnos"
Mónica Garza Fermines refleja una vocación forjada con perseverancia y sentido humano. Egresada de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila y actualmente estudiante de maestría, su camino estuvo marcado por la espera, el esfuerzo y la convicción de transformar vidas desde el aula.
¿En qué momento decidiste que querías dedicar tu vida a la educación primaria y no a otra área?
"De pequeña se me dificultaba mucho hacer amistades y también los temas escolares; muchos contenidos no los comprendía con facilidad y fueron pocos los maestros que tuvieron la paciencia para acompañarme. Mis padres me integraron a los scouts, donde aprendí a canalizar mi energía y fortalecer mi autoestima. Ahí despertó el deseo de devolver lo que recibí. Además, ver a mis padres trabajar con niños afianzó mi vocación por la docencia".
No ingresaste a la carrera en tu primer intento. ¿Qué fue lo que te hizo no rendirte?
"Coincidió con la pandemia por COVID-19, una etapa de miedo e incertidumbre. No haber ingresado me afectó mucho, pero me permitió reflexionar y reafirmar mi vocación. El apoyo incondicional de mis padres fue clave; entendí que un tropiezo no define el camino, sino la forma en que decidimos levantarnos".
¿Qué aprendiste de ese año de espera que hoy te sirve como docente y como persona?
"Aprendí que cada persona avanza a su propio ritmo y que los caminos no siempre son lineales. De las experiencias difíciles siempre se puede rescatar un aprendizaje. Como dicen los scouts, 'un scout ríe y canta incluso en sus dificultades', y esa idea guía mi vida y mi práctica docente".
Estudiar como foránea no es sencillo. ¿Cuál fue el mayor reto durante esos cuatro años en la Normal de Saltillo?
"El mayor reto fue la falta de empatía en distintos momentos. Muchas veces tuve que usar el dinero de mi despensa para material didáctico o impresiones, además de trasladarme a escuelas lejanas sin que se consideraran nuestras condiciones como foráneos. También fue difícil integrarme socialmente. Todo eso fortaleció mi carácter y mi sensibilidad hacia realidades diversas".
¿Hubo algún momento en el que pensaste abandonar la carrera? ¿Qué te hizo continuar?
"Sí, hubo momentos de agotamiento emocional en los que quise volver con mi familia. Mis padres fueron un pilar; siempre me recordaron que no debía rendirme y que de las etapas difíciles se sale más fuerte".
¿Qué significa para ti haber egresado de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila?
"Representa un orgullo profundo y un gran compromiso. Es una institución con formación exigente y un legado histórico muy importante. Fue un proceso retador, pero valió completamente la pena".
¿Qué maestros o experiencias marcaron tu forma de entender la educación?
"Tuve docentes muy distintos, de todos aprendí. Recuerdo con especial cariño al maestro Jesús Alberto Luna, Miguel Carrizales, mi scouter Virginia Hernández, Marco Vázquez y la maestra Fany Castañeda, quienes dejaron una huella importante en mi formación".
Desde tu experiencia, ¿qué tan preparada sale una normalista para enfrentar la realidad del aula?
"Sale ampliamente preparada. Desde el primer año se tiene contacto con el aula y el contexto real. Ser normalista implica una formación pedagógica, social y humana profunda; somos un puente hacia un mejor futuro para los alumnos".
¿Cómo ha cambiado tu visión de la educación desde que entraste a la licenciatura hasta hoy?
"Antes la veía como transmisión de conocimientos; hoy la concibo como una enorme responsabilidad social que impacta directamente en el futuro del país".
¿Qué retos enfrenta actualmente la educación primaria en México?
"La desigualdad en las condiciones de los alumnos y la falta de recursos. El mayor reto es no perder el enfoque humano y recordar que formamos personas antes que estudiantes".
Actualmente realizas una maestría. ¿Qué te motivó a seguir preparándote?
"El deseo de comprender mejor las dificultades que enfrentan los alumnos y contar con más herramientas para atenderlas de manera profesional y empática".
¿Crees que hoy el docente necesita más preparación que antes?
"Sin duda. La educación cambia constantemente y el docente debe actualizarse para responder a las nuevas realidades sociales y educativas".
¿Qué tipo de maestra aspiras a ser?
"Una maestra perseverante, sensible y comprometida, que haga sentir a sus alumnos seguros, escuchados y acompañados".
Si pudieras hablar con la Mónica que no ingresó en su primer intento, ¿qué le dirías? "Que no se rinda, que confíe en su proceso y que a veces soltar también abre nuevas oportunidades".
¿Qué mensaje enviarías a los jóvenes que dudan estudiar educación?
"Que confíen en su vocación y no permitan que el miedo defina su camino. No hay mayor reconocimiento que el impacto positivo que dejamos en los demás".
La historia de Mónica Garza Fermines confirma que la docencia no nace del azar, sino de la experiencia, la empatía y la perseverancia. Su testimonio refleja los retos reales de la formación magisterial: la espera, la carencia, el desarraigo y la exigencia constante. Sin embargo, también muestra el poder transformador de la vocación y el acompañamiento familiar. Hoy, como docente y estudiante de maestría, Mónica representa a una generación de maestros que entienden la educación como una responsabilidad social y humana, convencidos de que enseñar es, ante todo, creer en las personas que son y creer en el potencial de cada uno.
Entrevista: Entrevista con Alejandro Valadez
'Enfrento los retos con constancia y ganas de mejorar' A los 20 años, Alejandro Valadez construye una rutina donde la disciplina física, el estudio y la curiosidad intelectual conviven sin conflicto. Estudiante de enfermería, corredor constante y asiduo al gimnasio, encuentra -- leer más
Noticias del tema