Durante los episodios de calor extremo, una bebida muy fría puede parecer una solución refrescante. No obstante, expertos en salud advierten que ingerir líquidos a temperaturas muy bajas durante estos periodos puede resultar perjudicial, especialmente si se ha estado bajo el sol por mucho tiempo o si la hidratación ha sido deficiente.
Instituciones como el American College of Sports Medicine explican que los cambios bruscos de temperatura —por ejemplo, pasar del calor ambiental a consumir algo helado— pueden alterar el equilibrio térmico del cuerpo, provocando síntomas como malestar estomacal, sudoración excesiva, fatiga, mareos e incluso empeorar los efectos del golpe de calor.
El cuerpo humano está diseñado para mantener una temperatura interna constante. Cuando hace calor, activa mecanismos como el sudor, el aumento de la respiración y la dilatación de los vasos sanguíneos para liberar calor. Sin embargo, al ingerir bebidas muy frías, se puede producir una contracción repentina de los vasos, lo que dificulta la eliminación del calor interno y puede entorpecer la digestión, además de generar malestar general.
Este fenómeno no es un mito popular, sino una advertencia respaldada por estudios científicos en fisiología. En regiones muy calurosas como Medio Oriente o el sur de Asia, es común beber agua tibia o a temperatura ambiente como una estrategia cultural y fisiológica para regular la temperatura corporal.
Aunque las bebidas frías pueden dar una sensación inmediata de alivio, sus efectos a mediano plazo pueden ser contraproducentes en condiciones de calor extremo. Por ello, especialistas en salud sugieren mantenerse hidratado con agua a temperatura ambiente o ligeramente fresca. En caso de sudoración excesiva, también se recomienda ingerir líquidos con electrolitos, y evitar el alcohol, la cafeína y las bebidas azucaradas, ya que favorecen la deshidratación.
Consumir frutas con alto contenido de agua, como la sandía o el melón, también ayuda a mantenerse hidratado. Además, se aconseja evitar la exposición directa al sol, vestir ropa ligera y permanecer en lugares con buena ventilación.
Algunos grupos deben tener especial cuidado: los adultos mayores, los niños pequeños, personas con enfermedades crónicas como la diabetes o problemas cardíacos, así como trabajadores expuestos al sol y deportistas. Para todos ellos, tomar bebidas heladas en condiciones de calor intenso podría provocar reacciones adversas más graves. Por ello, es fundamental optar por una hidratación continua y segura durante el día.
Mantener el cuerpo hidratado es esencial en temporadas de calor, pero es igualmente importante hacerlo de forma adecuada: elegir líquidos moderadamente frescos facilita que el cuerpo mantenga su temperatura sin verse forzado a realizar esfuerzos adicionales para estabilizarla.