Estos son los alimentos clave para una digestión de hierro

La digestión va mucho más allá de simplemente procesar los alimentos; es un sistema complejo que afecta directamente nuestra energía, ánimo, sistema inmunológico y salud general. Cuando funciona correctamente, nos sentimos ligeros, con vitalidad y sin molestias.
No obstante, el ritmo de vida actual, el estrés y una alimentación poco adecuada pueden provocar problemas frecuentes como hinchazón, estreñimiento, acidez o sensación de pesadez. Por suerte, la naturaleza ofrece numerosos alimentos que ayudan a mantener nuestro sistema digestivo en buen estado.
Un pilar fundamental de una digestión saludable es la fibra, tanto soluble como insoluble. La fibra insoluble actúa como un cepillo, aumentando el volumen de las heces y facilitando su tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento. Por su parte, la fibra soluble forma un gel en el intestino que ralentiza la digestión, estabiliza los niveles de azúcar en sangre y alimenta a las bacterias intestinales beneficiosas.
Entre los alimentos ricos en fibra destacan las frutas como manzanas (con piel), peras, bayas y ciruelas, que además aportan antioxidantes. Las verduras de hoja verde como espinacas, acelgas y brócoli, junto con zanahorias y alcachofas, son excelentes fuentes, al igual que las legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles) y cereales integrales como avena, arroz integral y pan de grano entero.
Otro componente clave es la microbiota intestinal, el conjunto de billones de microorganismos que habitan en nuestro intestino. Para mantenerla equilibrada necesitamos probióticos, que son bacterias vivas beneficiosas, y prebióticos, que son su alimento.
Los probióticos se encuentran en alimentos como yogur natural sin azúcar, kéfir, chucrut, kimchi y tempeh, que aportan bacterias buenas que ayudan a digerir alimentos, absorber nutrientes y proteger contra patógenos. Los prebióticos, presentes en ajo, cebolla, espárragos, plátanos ligeramente verdes, alcachofas y avena, nutren estas bacterias para que cumplan sus funciones de manera óptima.
La hidratación también es fundamental: el agua facilita el tránsito intestinal y previene el estreñimiento. Además, hierbas y especias como el jengibre y la menta tienen propiedades carminativas y antiinflamatorias que alivian hinchazón y náuseas.
Finalmente, la manera en que comemos influye en la digestión. Masticar bien, comer despacio en un ambiente relajado y evitar el estrés durante las comidas potencia los beneficios de una dieta saludable. Adoptar estos alimentos y hábitos de forma constante mejora la salud intestinal y el bienestar general. Ante problemas digestivos persistentes, siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud.
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