Flores y tradición: una familia hidalguense que por más de 40 años ha vendido flores en el panteón Guadalupe

Descubre la tradición de una familia hidalguense que lleva más de 40 años vendiendo flores frescas en el panteón Guadalupe para el Día de Muertos.

Cada temporada, esta familia llega con un camión completo repleto de flores, símbolo del compromiso con la calidad y frescura que los caracteriza.

En el marco del Día de Muertos, entre los aromas del cempasúchil y las manos que moldean el recuerdo, una familia de floristas proveniente del estado de Hidalgo mantiene viva una tradición que une el trabajo, la fe y el amor por los que ya no están. Liderados por Crecenciana Martínez Flores, junto a sus hijos Felipe Hernández Martínez y Heriberto Vargas Martínez, esta familia lleva más de cuatro décadas visitando Monclova para ofrecer flores frescas que acompañan los altares y tumbas en fechas significativas.

Cuatro décadas de constancia y cariño

Crecenciana y su familia viajan desde Hidalgo a Monclova cuatro veces al año, con motivo de fechas muy especiales: Día de los Finados, 14 de febrero, 10 de mayo y Día del Padre en junio. Su historia es una de esfuerzo constante, pues llevan alrededor de 46 años dedicándose a esta labor, de los cuales más de 42 los han pasado trabajando en el área del Panteón Guadalupe, donde hoy se han ganado el respeto y cariño de los ciudadanos.

Un camión lleno de color y vida

Cada temporada, esta familia llega con un camión completo repleto de flores, símbolo del compromiso con la calidad y frescura que los caracteriza. Ofrecen los ejemplares más tradicionales del Día de Muertos, como el cempasúchil y la mano de león, además de una amplia variedad que incluye gladiolas, polares, claveles, alstromelias, gerberas, lilis y hawaianas, entre muchas otras. Los arreglos florales varían en precio: los más sencillos se ofrecen desde 200 pesos, mientras que los más grandes pueden alcanzar los 1,000, 800 o incluso 1,500 pesos, según el gusto y presupuesto del cliente.

Trabajo en familia y atención cálida

El negocio no se sostiene con una sola mano. Crecenciana y sus hijos trabajan junto a varias personas más, pues preparar los arreglos requiere tiempo, paciencia y coordinación. La familia se distingue por ofrecer pura flor fresca y de calidad, cuidada para mantenerse hidratada bajo el sol de Monclova. Su atención es cálida, reflejo de los lazos que han construido con la comunidad local, donde aseguran haber encontrado gente buena, amistades sinceras y un ambiente de respeto mutuo.

Entre permisos, fe y permanencia

Durante todos estos años, la familia ha trabajado respetando los permisos y normas municipales, estableciéndose en un espacio particular a las afueras del Panteón Guadalupe, detrás de la Sección Quinta, donde cada año los monclovenses saben que los encontrarán. Crecenciana asegura que seguirán regresando mientras la salud y la fe lo permitan, pues su mayor satisfacción es ver cómo sus flores siguen siendo parte del tributo que cada familia ofrece a sus seres queridos.

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