Harvard explica la diferencia entre olvidos comunes y señales de deterioro

La Escuela de Medicina de Harvard difundió una guía exhaustiva para ayudar a distinguir entre los olvidos normales propios del envejecimiento y aquellos signos que podrían alertar sobre un deterioro cognitivo más serio. 

A partir de los 50 años, es frecuente experimentar fallas de memoria que suelen generar preocupación, pero que en la mayoría de los casos forman parte de un proceso biológico esperado.

Olvidos normales: cambios esperables después de los 50

Acciones como no recordar dónde se dejaron las llaves, entrar a una habitación y olvidar el motivo, o tardar más tiempo en evocar nombres conocidos son considerados por los expertos de Harvard como lapsus benignos. Estos episodios no interfieren de forma significativa con la vida cotidiana ni comprometen la autonomía personal. Conocer cómo se comporta la memoria a partir de esta etapa resulta clave para diferenciar lo normal de lo patológico.

¿Cuándo es necesario consultar a un especialista?

La recomendación de buscar atención médica surge cuando las dificultades de memoria se vuelven constantes y afectan claramente las actividades diarias. Entre los signos de alarma se encuentran la desorientación repetida en lugares familiares y cambios notables en la personalidad o el comportamiento.

Durante la valoración clínica, los profesionales suelen solicitar análisis de laboratorio y estudios de imagen para descartar causas reversibles, como deficiencias de vitaminas o alteraciones en la función tiroidea.

Alzheimer y otras demencias: diferencias clave

La enfermedad de Alzheimer suele iniciar con un deterioro progresivo de la memoria reciente, mientras que otros tipos de demencia pueden manifestarse primero con problemas en el lenguaje, alteraciones conductuales o cambios emocionales marcados. Harvard resalta que el cerebro mantiene su capacidad de adaptación a lo largo del tiempo.

Fortalecer la memoria de forma activa

Estrategias como las técnicas mnemotécnicas, el método “Mirar, Capturar y Conectar” y la lectura consciente son herramientas útiles para estimular la reserva cognitiva. Adoptar hábitos saludables y mantener una actitud preventiva puede contribuir a preservar un buen funcionamiento mental durante el proceso de envejecimiento.

Noticias del tema