La entrevista con Huicho Hernández

Con una trayectoria forjada desde la cuna y una historia familiar profundamente ligada al escenario, uno de los integrantes de La Tropa Estrella comparte los orígenes, pasiones y recuerdos que han marcado su vida musical. Desde la influencia de su padre hasta la visión de legado que ahora busca transmitir a sus propios hijos, esta entrevista revela el trasfondo humano de una agrupación con raíces fuertes y un sonido que ha trascendido generaciones.
¿Cómo te inicias en la música?
En la música me inicié por influencia de mi papá. Él fue fundador y tecladista de uno de los grupos más taquilleros de los años 80: Los Estrellas de Piedras Negras. Mis hermanos y yo crecimos viéndolo en sus presentaciones, en los ensayos, acompañándolo de un lado a otro. Desde muy pequeños tuvimos esa cercanía directa con la música; era algo que formaba parte de nuestra vida cotidiana.
Recuerdo que en la casa siempre había instrumentos, siempre sonaba música, y para nosotros era algo tan natural como respirar. Yo aprendí a tocar varios instrumentos; entre ellos el acordeón, la trompeta, el bajo… y así hasta dominar alrededor de ocho. Nunca tomé clases formales, todo fue con base en práctica, dedicación y, sobre todo, la guía que nos daba mi papá. Él fue nuestro primer maestro.
¿El nombre de La Tropa Estrella cómo nace?
El nombre tiene un significado especial y una conexión directa con nuestra historia familiar. Como mencioné, mi papá era el director de Los Estrellas de Piedras Negras. Él no tuvo hermanos músicos, solo una hermana, mi tía, que no era nada afecta a este ambiente artístico. Por eso, cuando mis hermanos y yo comenzamos en la música, él nos dijo algo que se nos quedó grabado: “Ustedes son mi tropa”. Y de ahí nace “La Tropa”.
El “Estrella” lo agregamos en honor a su grupo, porque fue la semilla de todo esto. Así que el nombre es una fusión de esas dos partes: la tropa que él formó y la estrella que nos guía. Al paso de los años, la gente comenzó a relacionarnos con el legado de mi papá, y eso también ayudó a consolidar nuestra identidad como agrupación. Él nos enseñó el camino para crecer, y ahora nosotros hacemos lo mismo con nuestros hijos, mostrándoles la senda musical con respeto y pasión.
¿Tu papá los vio triunfar?
Sí, afortunadamente sí nos vio alcanzar algunos de los éxitos más importantes. Fue él quien nos llevó a grabar nuestro primer disco: El Baile de San Juan, y también el segundo, que incluía el estilo que después nos identificaría más: la cumbia pesada. Incluso nos acompañó en varias giras, estuvo con nosotros en presentaciones en Sabinas, Múzquiz, y hasta en San Antonio, Texas, donde tuvimos una excelente respuesta del público.
Desgraciadamente, para el tercer disco ya no alcanzó a estar con nosotros. El álbum se tituló Vamos a Bailar, y lo hicimos en su memoria. Mi papá falleció en el año 2002, pero su presencia sigue con nosotros. Cada vez que nos subimos al escenario, cada canción que tocamos, lleva un pedacito de lo que él nos dejó.
¿Qué hubiera sido de tu vida de no triunfar en la música?
Para ser honesto, nunca me vi haciendo otra cosa. La música no era solo un sueño, era una necesidad para mí. Desde niño supe que esto era lo mío. Yo tenía que ser músico, sí o sí. No había un plan B. La escuela era algo que cumplía porque sabía que era un requisito en casa, pero mi mente, mi corazón y mi energía estaban siempre en la música.
A veces, en reuniones familiares o con amigos, me preguntan qué hubiera hecho si no me hubiera dedicado a esto, y la verdad es que no tengo una respuesta. No me imagino en una oficina, ni en otro trabajo. Lo único que realmente me apasiona, lo que me mueve, es hacer música, subirme al escenario, sentir el ritmo y la conexión con la gente. Esa es mi vida.
Lo que empezó como una herencia familiar se ha convertido en un proyecto de vida que ya abarca generaciones. La Tropa Estrella no es solo un grupo musical: es el legado de un padre que dejó huella en sus hijos, y de hijos que decidieron seguir el mismo camino, con respeto, esfuerzo y amor por el arte.
Hoy, mientras sus canciones siguen sonando y sus presentaciones llenan plazas y ferias, también siembran en sus propios hijos el gusto por la música, asegurándose de que la estrella que inició en los 80 no deje nunca de brillar.
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'Mientras no sea la muerte, todo se puede.” Mi nombre es Argentina Bueno Tokunaga y nací el 30 de junio de 1956 en Nueva Rosita, Coahuila, donde he vivido toda mi vida. Solo me alejé por tres años, cuando fui a estudiar Secretaría Bilingüe en Saltillo, una experiencia -- leer más
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