Infartos silenciosos: las razones por las personas no saben que ya tuvieron uno

Un infarto de miocardio silencioso (IMS) es una condición alarmante en la que el corazón sufre un daño importante, pero los síntomas aparecen de forma tan leve, inusual o confusa que la persona no se percata de que está viviendo un evento cardíaco.
Se calcula que este tipo de episodios representa hasta la mitad de todos los infartos. Pasar por alto estas señales discretas puede resultar sumamente peligroso. La clave para sobrevivir y evitar consecuencias mayores está en comprender por qué estos infartos pasan inadvertidos y en identificar a los grupos con mayor vulnerabilidad.
Síntomas atípicos y confusos
Los infartos silenciosos, por su propia definición, no provocan el típico dolor torácico intenso y opresivo que solemos ver en los medios. En vez de eso, pueden presentarse con molestias generales que se confunden fácilmente con problemas menores, lo que lleva a la persona a ignorar las señales o a automedicarse sin acudir al médico.
Entre estos síntomas se encuentra una molestia leve en el pecho que dura pocos minutos, o sensaciones parecidas a indigestión o acidez que pueden mejorar temporalmente con antiácidos. La ausencia del dolor fuerte y característico es el principal motivo por el que muchos subestiman la gravedad del problema.
Dolor en la espalda o la mandíbula
El dolor causado por un infarto no siempre aparece en el pecho. Puede irradiarse hacia otras zonas debido a que los nervios que llevan las señales del corazón comparten rutas con los de la espalda, el cuello o la mandíbula.
Es habitual que algunas personas —especialmente mujeres— noten dolor en la parte alta de la espalda, el cuello o la mandíbula como único síntoma. Como estas molestias suelen atribuirse al estrés, contracturas o problemas dentales, rara vez se relacionan con el corazón, lo que retrasa la atención médica.
Fatiga repentina y extrema
Sentir un cansancio intenso, sin explicación y que surge de manera abrupta, llegando a durar días o semanas, es un signo importante, sobre todo en mujeres. Normalmente se pasa por alto, atribuyéndolo al estrés, la falta de sueño o la edad.
Cuando el corazón está comprometido, su capacidad para bombear sangre disminuye, lo que reduce el aporte de oxígeno a los tejidos y provoca una fatiga incapacitante. Si el agotamiento persiste incluso con descanso, es necesario evaluarlo.
Dificultad para respirar (disnea)
La sensación de falta de aire o dificultad para respirar puede ser la única pista de que el músculo cardíaco está sufriendo. Esto sucede porque el corazón debilitado no logra desplazar la sangre de los pulmones con normalidad, haciendo que se acumule líquido.
Frecuentemente se confunde con asma, bronquitis o mala condición física. Sin embargo, si aparece con esfuerzo mínimo o incluso en reposo, es una señal clara de alerta.
Náuseas y sudores fríos
Tener náuseas, mareos o sudoración fría sin motivo aparente puede indicar un flujo sanguíneo deficiente hacia el corazón. Estos síntomas suelen ser más comunes en personas con diabetes.
Las náuseas suelen atribuirse a infecciones estomacales o comida en mal estado, pero si se acompañan de fatiga o molestias en el pecho —aunque sean leves— deben considerarse un posible signo de infarto.
Pacientes con neuropatía diabética
Quienes viven con diabetes tipo 1 o tipo 2 durante años pueden desarrollar neuropatía diabética, un daño en los nervios que afecta la percepción del dolor.
Esto puede alterar la forma en que el cuerpo envía las señales de dolor del corazón al cerebro. Así, una persona puede sufrir un infarto sin sentir dolor típico, haciendo que los IMS sean especialmente frecuentes y peligrosos en este grupo.
Minimización o negación del problema
Muchas veces, el infarto pasa inadvertido porque la persona resta importancia a los síntomas o niega la posibilidad de tener una enfermedad grave. Individuos jóvenes o activos a menudo creen que están libres de riesgo.
Esta actitud los lleva a esperar a que los síntomas desaparezcan solos en vez de buscar ayuda inmediata. Esa demora es crítica, ya que actuar rápido puede salvar tejido cardíaco.
Síntomas que duran poco tiempo
En los infartos silenciosos, las molestias pueden aparecer por muy poco tiempo, a veces solo minutos. Esa brevedad hace que la persona no les dé importancia.
A diferencia de un infarto típico, donde el dolor es persistente, en un IMS la sensación puede ser fugaz, parecida a un tirón o punzada que se olvida enseguida.
Género: síntomas distintos en mujeres
En las mujeres, los síntomas de infarto suelen ser diferentes y más sutiles que en los hombres, lo que favorece el retraso o la ausencia de diagnóstico. Mientras que los hombres experimentan con más frecuencia el dolor torácico clásico, las mujeres tienden a presentar síntomas atípicos.
Entre ellos están el dolor en cuello, mandíbula o garganta, náuseas, vómitos, o molestias agudas en la espalda o el abdomen. La falta de información sobre estas variaciones hace que los IMS en mujeres se detecten menos.
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