La Entrevista con Efrén García Barrón

 'Un maestro por vocación y con dinastía docente'

Con más de 35 años de experiencia docente, este maestro originario de Tamaulipas encontró en la educación no solo una forma de ganarse la vida, sino un propósito de transformación. Hijo de un herrero y hermano de cuatro maestros, supo desde muy joven que quería ser el quinto profesionista de la familia. Su infancia marcada por castigos físicos en el aula sembró en él la semilla de un cambio: enseñar con empatía, juego y música. Desde entonces, ha dedicado su carrera a formar generaciones de alumnos con respeto y pasión.

De manera personal ¿Cómo se empezó a llamar su atención el convertirse en maestro?

“Me empezó a llamar más la atención sobre todo por culpa de unos maestros que antes nos enseñaban a golpes. Nos aventaban borradores, nos jalaban de las pastillas, con la regla y cosas similares. Entonces yo en mi mente siempre dije: ‘Cuando yo enseñe, lo voy a hacer de otra manera, jugando, cantando’. Yo tengo facilidad para la música entonces lo aproveche".

Cuenta con un amplio recorrido en su carrera ¿Cuánto tiempo tiene en la docencia?

“Aquí en Coahuila tengo 32 años y 2 años duré en el Estado de México, en Ixtlahuaca, en la comunidad de San Cristóbal de los Baños. Luego duré un año y medio en Ciudad Victoria, donde conseguí un interinato en la frontera de Tamaulipas, Nueva Ciudad Guerrero y Ciudad Juárez. Ahí estuve un año, pero mi ahora esposa también es maestra y cuando le dieron su plaza la consiguió en Coahuila, por eso nos vinimos para acá. Por lo tanto, son más de 35 años de experiencia”.

En base a su experiencia, ¿Qué considera necesita un docente para ejercer esta profesión?

“Empatía con los niños, porque ellos necesitan de ti, que les enseñes y lo hagas de buena forma para que sean los mejores en todos los sentidos posibles”.

Toda carrera implica retos ¿Cuáles son algunos a los que se ha enfrentado?

"El tener que reducar a los papás, porque los niños son el reflejo de su casa, sus malas acciones son porque las ven, por ejemplo, les pregunto '¿porque no trajiste la tarea? si la mande al grupo y me dicen 'es que mi mamá no me quiso prestar el celular para hacerla' y eso para mí es lamentable. Los papás a veces pasan más tiempo en redes sociales y sus ocupaciones que, al lado de sus hijos y eso se refleja en el salón de clases". 

Con todos sus años de servicio ¿Cuáles son sus satisfacciones en esta carrera?

“Pues todos los años tengo anécdotas satisfactorias. Todos los años he sentido que los niños me ven y se llevan algo de mí, tengo alumnos de hace 20 años, los veo en la calle, me saludan, se acuerdan. Algunos a los que no les di clases me decían: ‘Profe, yo quería que me tocara con usted’. Eso es muy gratificante, es de lo más satisfactorio”.

Con una visión clara de la docencia ¿Qué le diría usted a un estudiante de educación?

“Que le eche ganas a los contenidos, a los programas, a todo, pero sobre todo que sea muy empático con los niños, que tenga humanidad. Como dijo López Obrador, que tenga humanidad hacia los niños. Ellos ahorita están chiquitos, pero crecen, y los niños te van a recordar. Ya de ti depende si te recuerdan bien o mal”.

Su vocación no solo se quedó en el aula, floreció en su hogar, con una hija a punto de convertirse en educadora ¿Qué lo hace sentir?  

“La verdad de mis cuatro hijas estoy orgulloso. Una es nutrióloga, otra abogada y criminóloga, y la menor está estudiando educación. Justo el 18 de junio, en mi cumpleaños, presenta su examen profesional. Para mí, ese es el mayor regalo. Me manda fotos de las prácticas, donde los padres de familia la felicitan, y eso me dice que es una excelente maestra”.

Nació en: Ciudad Victoria, Tamaulipas. 
Edad: 57 años.
Estudios: Licenciado en Educación primaria.
Dónde: Benemérita Escuela Normal Federalizada de Tamaulipas.
Familia: Esposa María Susana e hijas: Azucena, Irasema, María del Mar y Estrella de Belén. 
Trabajo: Profesor en la Secretaría de Educación Pública.

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